El Ayuntamiento de la capital renuncia «por el momento» a la casa museo del poeta tabarés León Felipe ante la falta de recursos económicos en las arcas municipales para acometer y sostener el proyecto cultural. Su legado permanecerá custodiado «sine die» en el Archivo Histórico Provincial, donde se mantiene en perfecto estado de conservación a la espera de que el patronato de la Fundación León Felipe tome una decisión respecto a la adecuación o construcción de una sede definitiva.

El concejal de Cultura en el Ayuntamiento de Zamora, Francisco Javier González, razona que «en la actualidad no parece lógico ejecutar grandes inversiones en un proyecto de esta naturaleza», apunta. Un gran desembolso económico que exigiría alguna de las propuestas barajadas en años anteriores, como la rehabilitación de la casa de Abrantes para su dedicación al legado de León Felipe.

Ante esta situación, la opción de adecuar el Centro de Interpretación de Ciudades Medievales para convertirlo en sede del poeta zamorano se abre como una alternativa que exigiría poca financiación. Sin embargo, la alternativa, que procede del grupo municipal de Adeiza, tampoco satisface del todo al equipo de Gobierno municipal, ya que «pese a ser un legado muy interesante para los investigadores, no tiene el suficiente interés como para construir una casa museo específicamente dedicado al poeta», expone González Hernández. En este sentido, el responsable de Cultura en la institución municipal es claro al respecto: «El legado de León Felipe y, estando de acuerdo en su adquisición en la época del exalcalde Antonio Vázquez, tiene poco interés para una visita turística, su valor reside en la investigación», insiste el concejal del área, también portavoz del equipo de Gobierno municipal de Rosa Valdeón.

Unos 2.500 manuscritos inéditos literarios, primeras ediciones, cartas familiares, fotografías, retratos, así como multitud de documentos personales del poeta e incluso grabaciones con la propia voz del escritor recitando sus creaciones son algunos de los objetos que forman parte de este legado. La colección del tabarés fue recopilada por su albacea, Alejandro Finisterre, durante más de una treintena de años.

El legado del poeta nacido en Tábara en 1884 fue adquirido por el Ayuntamiento de Zamora a iniciativa del exalcalde de la ciudad, Antonio Vázquez, y del entonces concejal de Cultura, Pedro Roda, tras llegar a un acuerdo con su albacea testamentario, que asumió un sueldo mensual vitalicio. Alejandro Finisterre falleció en febrero de 2007 en su domicilio del barrio zamorano de Pinilla y parte de sus cenizas fueron esparcidas tras su muerte por las aguas del río Duero.