El humorista vallisoletano Fran El Chavo actuó ayer en el salón de actos de La Alhóndiga, dentro del segundo ciclo de humor de Navidad que concluye el próximo viernes con la participación de Nano López.

-¿En qué momento descubrió que el humor iba a ser su profesión?

-Yo siempre he sido el gracioso de la pandilla, que siempre está contado chistes. Llegó de una manera muy casual. Hace diez años cuando yo empecé el «Club de la comedia» estaba en pleno apogeo y un familiar me inscribió en un concurso de monólogos en el que participé con un texto de este programa. Allí alguien me vio y me instó a crear mis propios textos y mis chistes, lo que resulta muy complicado. Poco a poco he ido trabajando. Mi evolución se ha producido actuando, creando textos, probando ideas y comprobar que la gente se ríe o no se ríe.

-¿Qué introduce en sus textos, sus vivencias, lo que le pasan a personas cercanas o temas de actualidad?

-Me fijo en las costumbres del día a día y en los pilares básicos como los padres y las madres, lo que ocurre alrededor de una familia. También incluyo cosas referentes a la actualidad si ahora se habla del programa de «La voz», lo tengo en cuenta en mis actuaciones.

-¿Existe algún tema sobre el que no habla mucho o que directamente no incluye en sus espectáculos?

-No me he vetado hasta ahora ningún tema, pero realmente no me gusta hablar de la muerte, no me gusta aludir a ella en mis números.

-¿Se ríe de su sombra?

-Sí, sí y ella se ríe de mí. Creo que es fundamental reírse de uno mismo, quita muchas enfermedades y ayuda a estar mejor. La sonrisa es el mejor medicamento que tenemos las personas. Debemos reírnos de todo.

-Lleva una década vinculado al mundo del humor. ¿En este período ha cambiado mucho?

-Realmente lo que ha sucedido es que somos más. En estos momentos hay mucho cómico y me gusta aunque se hace más complicado tu trabajo.

-¿La competencia obliga a agudizar el ingenio?

-Sin duda. No puede hacer lo que hacen los otros. Hay que intentar ser diferente. En mis actuaciones opto por estar muy cercano a la gente. Me gusta que el público se sienta identificado con lo que cuento. También tiendo a hacer juegos con la gente para que ellos formen parte del espectáculo, de tal forma que cuando acabe el espectáculo sientan que se han reído pero ellos han sido quienes han provocado la sonrisa. Me gusta mucho improvisar, pues creo que es una buena herramienta del cómico y el público lo agradece porque la sonrisa que lograr con este método es mucho más espontánea.

-Usted cuenta con una presencia singular en Facebook. Explíquenos en qué consiste.

-En mi página escribo frases elocuentes que provoquen la risa el receptor. Así en Nochebuena puse predicción para esta Nochebuena: «Canapé de cangrejo con mahonesa, madres que van más allá en el arte culinario añaden lechuga, canapé de philadelphia con anchoa, más centrada que las ruedas de tu coche y una sopa de pescado cuya digestión dura hasta Año Nuevo». También hago juegos de palabras como que si te das contra un stop y no te pasa nada, es una buena señal. Opté por este tipo de mensajes para animar a mis seguidores, la gente agradece mucho tener una válvula de escape.

-¿Nos cuesta poner una sonrisa?

-Cuesta trabajo hacer humor y hacer reír, pero creo que todos llevamos una sonrisa en el peor de los estados.

-¿Qué le recomendaría a Mariano Rajoy para que sus intervenciones sean más animadas?

-Lo primero que se quite la barba, que te tiñe el pelo de rosa. Si se presenta así en el Parlamento Europeo lo ve Ángela Merkel y quizá ella tome ejemplo. (Risas). Ahora los políticos no nos hacen mucha gracia.

-Usted es guionista e interviene en el espectáculo «Protección oficial».

-Se trata de un espectáculo que hago con otros cómicos de Valladolid, Vaquero, Nacho García y Quique Matilla. Es un espectáculo que llevamos realizando desde hace seis años. Ahora llevamos dos ediciones grabándolo y la segunda entrega la emitirán ya el próximo año. Creo que salimos tantos cómicos de Valladolid porque nos han dicho mucho que éramos muy secos. (Risas). El humor castellano me parece increíble, porque no necesita de gestos ni de acentos... simplemente con una palabra se hacer reír. Eso es lo que vemos en los bares y me encanta.

Valladolid, 1980.

Fran le llaman sus amigos de Valladolid y El Chavo lo del pueblo donde ahora vive, Geria, de ahí que combinara ambas denominaciones en su nombre artístico. Ha estudiado soldadura y calderería, labor que ha desempeñado durante varios años. Ha trabajado de muchas cosas, de transportista, vendiendo helados, de albañil. Actualmente compagina la labor de cómico con la de delineante.