Iván Calvo es un ingeniero toresano que se ha visto obligado a emigrar a Chile en busca de una salida laboral. Desde su experiencia, recomienda a los españoles «salir en busca de oportunidades» pero teniendo en cuenta los «peligros» de ir a otro lugar sin conocer lo que espera allí.

-El pasado miércoles Inzamac organizó una jornada para informar a los ingenieros zamoranos interesados en trabajar en Chile sobre las oportunidades y amenazas del país sudamericano. ¿Cuál era el principal objetivo?

-El objetivo era orientar a los ingenieros de la provincia las condiciones que se van a encontrar si deciden saltar el charco. Que sepan que allí, ahora, hay trabajo, hay oportunidades y hay un mercado que a día de hoy está creciendo al 5,5%. Esto da lugar a muchos españoles puedan encontrar allí una salida a la mala situación laboral que viven aquí.

-¿Los trabajadores de qué sectores podrían encontrar hoy en Chile un puesto de trabajo que aquí no consiguen?

-Allí hay mucho trabajo en la minería porque el cobre es una parte muy importante de su economía. Desde operarios, conductores de camión, de excavadoras? las personas que hayan acumulado en España experiencia en el sector de la construcción podrían encontrar allí una salida a la crisis. Ingenieros de todo el tema de infraestructuras, de metal, de electricidad? también tienen oportunidades de trabajo.

-Pero no todo serán ventajas. ¿A qué aspectos negativos puede enfrentarse una persona que llegue a Chile en busca de un trabajo?

-Uno de los problemas más graves que existen es la no convalidación de los títulos universitarios. Habría que buscar convenios bilaterales, de país a país, para que los ingenieros españoles, y a mayores todos los titulados, puedan firmar contratos de trabajo allí como especialistas que son. Es un grave problema diplomático que deben resolver entre los gobiernos de España y Chile.

-Si no reconocen un título, ¿qué posibilidades de encontrar un empleo tiene un joven recién titulado que aun no acumula experiencia en el mundo laboral?

-Un recién graduado lo tiene más difícil precisamente por eso, porque carece de experiencia. El problema es que muchas veces hay una desconexión muy grande entre los planes de estudio de las carreras y lo que es el puesto de trabajo propiamente dicho.

-Por lo que dice, parece muy importante que los que decidan emigrar sepan bien a qué van a enfrentarse cuando lleguen a su destino.

-Sí. Hay muchos españoles que están llegando actualmente a Chile, pero es muy problemático si no sabes a lo que te enfrentas. Allí me he encontrado con personas que llegan a la desesperada, a hoteles, y empiezan a tirar de sus ahorros dos meses y a buscar trabajo sin saber buscar trabajo.

-Pero si aquel país está creciendo, ¿por qué supone esto un problema?

-Yo siempre digo que no es lo mismo trabajo que empleo. Trabajos hay muchos, pero empleos hay pocos, y me refiero al empleo tradicional de estar 8 horas al día sentado en una oficina. Lo que quieren los empresarios de allí, igual que aquí, son personas que resuelvan proyectos, que saquen adelante temas concretos. La gente que vaya allí tiene que saber llegar a estos empresarios y ofrecerles algo que no tienen allí, algo que tú si sabes y que ellos necesitan. Y tienes que saber venderlo.

-A parte de la no convalidación de los títulos, ¿qué otros problemas puede haber a la hora de adaptarse al ritmo de vida de aquel país?

-Los ritmos de trabajo son diferentes, mucho más lentos. Trabajan más tranquilos y tienes que saber contemporizar esos tiempos. También los temas logísticos, que no son tan fiables.

-En base a su experiencia, ¿recomendaría a la gente emigrar?

-Yo sí lo recomiendo. Siempre es un riesgo dejar la casa, la familia, y todo atrás, pero la gente debe plantearse que tal y como está la situación la salida está fuera. Hay que salir, innovar y hacer cosas nuevas.

-¿Usted partió a Chile porque estaba en paro o ya tenía un empleo?

-Yo estuve un tiempo en paro y también me metí en un negocio que me salió mal. Luego Inzamac me ofreció una oportunidad de trabajar allí y dije que sí. Ha sido un conjunto de ambas cosas. Personalmente tengo que decir que Santiago de Chile es un sitio muy acogedor para vivir, es casi como vivir en Madrid, la gente habla el mismo idioma y hay mucha cercanía cultural.

-¿Cómo se ve desde Chile la situación económica española?

-Hay mucho sensacionalismo. En la televisión hay programas que ponen mucho populismo en la desesperación de España. El tema de los desahucios, por ejemplo, allí alarma mucho porque ven como la gente se suicida. Allí muchos consideran a España como la «madre patria» y se preguntan como un país que para ellos es rico ha podido llegar a esta situación. Además, ven llegar a tantos europeos que se preguntan que qué está pasando aquí.

-¿Europeos?

-Sí. No solo emigramos los españoles. También hay portugueses, italianos... mucha gente del sur de Europa. Que muchos marchemos para allá evidencia una grave fractura entre la zona norte de Europa y la sur.

-¿Cuándo cree que volverá a haber inversión en España?

-No me atrevo a decirlo. Nunca volveremos a vivir lo que se ha vivido en materia de construcción de infraestructuras. En España tenemos aeropuertos y trenes vacíos, y autopistas sin coches. Dentro de unos años, puede que incluso veamos carreteras por las que circulen coches automáticos, pero serán las carreteras que ya hay construidas.

-Para una profesión como la suya, que vive en gran medida de la inversión pública, ¿qué suponen los recortes del Gobierno?

-El Gobierno está siguiendo las políticas que le marcan desde Europa y entiendo que si lo hace es porque no le queda otro remedio. No tengo una respuesta concreta, no se si son las medidas correctas, pero creo que recortar la inversión para salir de la crisis es como intentar cavar para salir de un hoyo. No veo una salida fácil a esta situación. La única puede pasar por la internacionalización de las empresas españolas, que inviertan en otros países y retornen ingresos a España.

-Muchos jóvenes, en los que el Estado ha invertido para su formación, se marchan. ¿Es eso un drama?

-La tragedia es que la gente no pueda encontrar trabajo aquí y tenga que emigrar, pero también es una oportunidad porque te permite viajar, enriquecerte y retornar a España con más dinero y mejores ideas. Lo cierto es que hay que dar una salida a esa cantidad de gente que tiene formación pero que no puede trabajar en España. Si salimos para luego volver el problema no es tan grave como salir para no regresar jamás, y crear riqueza en otros países. Habría que favorecer un enlace de ida y vuelta.

-¿La inmigración preocupa a los chilenos?

-Claro. Ellos ven que llegan 20.000 ingenieros españoles, por ejemplo, y se les puede romper el mercado, que ya es pequeño. De ahí los problemas que surgen, como la no convalidación de títulos.

-¿Prevé un mayor éxodo de personas?

-Seguro que hay más gente en los próximos años. Es el único camino que le queda a un buen número de generaciones. Esperar a un trabajo que no va a llegar genera frustración, hay que salir a buscarlo donde esté.

Toro, 1978

Iván Calvo es ingeniero técnico industrial mecánico, habiendo cursado la carrera en la Universidad de Salamanca, y Licenciado en Ciencias Políticas y Sociología por la UNED. Actualmente cursa el máster «La España contemporánea en el contexto internacional», también por la UNED. A lo largo de su carrera ha trabajado como gerente comercial, director comercial o profesor de formación y orientación laboral. En 2006 empieza a trabajar en la empresa Inzamac como director de expansión, pasando posteriormente a delegado territorial de la empresa en la región centro-sureste. Ahora trabaja en Chile como gerente comercial de la empresa Eurocalidad.