«Este estandarte es de cuando el Rey Sancho no llevaba escopeta». La frase es de Florián Ferrero, presidente de la Cofradía de San Antolín, quien junto a los comisarios Javier Prieto y Rubén Sánchez ofició de guía escudriñando los detalles de la magna exposición «Rosa Escogida» inaugurada ayer tarde en el Museo Etnográfico con más de 200 piezas que simbolizan la historia, ajuar, enseres y devoción de la patrona de la Zamora, la Virgen de la Concha, en su 950 aniversario.

Una inauguración a la que asistieron el director del Museo Etnográfico (dotación cultural que cumple diez años), Carlos Piñel, el delegado de la Junta, Alberto Castro, una amplia representación institucional, de las cofradías y el Obispado además de otras personalidades del mundo de la política, la sociedad y la cultura, caso del historiador Miguel Ángel Mateos o el catedrático de Historia de la Tradición de la Universidad de Valladolid, José Luis Alonso Ponga. Las palabras iniciales estuvieron dedicadas al esfuerzo de un surtido y amplio ramillete de personas y entidades que durante un año han trabajado codo con codo para levantar, desde cero, la magna muestra, que estará abierta hasta marzo. Y también a los patrocinadores, la propia Cofradía, Junta, Diputación, Ayuntamiento, Obispado y LA OPINIÓN-EL CORREO DE ZAMORA.

La gran rampa que da acceso a la muestra desde la entrada principal del Museo refleja el papel destacado de la patrona de Zamora en la procesión del Corpus, ante la Custodia, con las figuras (gigantes, tarasca, pendones), propias de la celebración.

Da acceso a una de las piezas más llamativas de la muestra, el carro de la Hiniesta que cubría el camino entre el pueblo y la capital con la imagen de la Virgen, hasta la entrada de Zamora tirado por bueyes, y a partir de ahí por hombres, una pieza realizada hacia el año 1707. Es en esa sala donde se representa la participación de La Concha en la procesión de las imágenes, que se sacaba en momentos especiales, de sequía y de peste, junto con las vírgenes de Bamba, La Hiniesta e incluso la Virgen de Gracia, de las tierras del Pan, el Vino y Sayago.

La muestra, situada principalmente en la sala sótano del Museo Etnográfico se divide en cuatro grandes apartados: el origen, la imagen, la cofradía y el culto («una devoción que sale del pueblo, de la fe», en palabras de Piñel) y la relación con la ciudad.

Un cuadro que representa el hallazgo de Nuestra Señora de San Antolín en Palencia abre la parte central de la muestra. La imagen llega a Zamora bien por una reforma monástica, bien por la llegada de repobladores francos en tiempos de Fernando I o de Raimundo de Borgoña. En esta parte se puede observar la evolución de la imagen desde la talla del siglo XI hasta su diseño hacia figuras más fáciles de vestir. A principios del siglo XVIII adquiere su configuración actual, salvo el niño, que primero lleva recostado y ahora a sus pies.