Confundir la sala de espera de Pediatría del Centro de Salud Virgen de la Concha con un parque de juegos o un animado planetario no es difícil tras el paso de un grupo de cinco alumnas de Magisterio de Educación Infantil de la capital, que para un trabajo de clase han pensado en decorar un espacio, en principio, poco amable para los más pequeños.

«Pensé en mí cuando era niña, cuando pasé por circunstancias mucho tiempo en salas de espera de médicos, y creímos conveniente no dejar el trabajo solo en la parte teórica y llevarlo a la práctica en un lugar donde nuestro esfuerzo pudiera ser compartido», explica una de las alumnas autoras de la llamativa decoración, Elena Joao. Junto a sus compañeras de clase, Vanessa Ferrero, Sara de la Granja, Mairena Guerra y Diana Pérez, han creado un sinfín de personajes de ciencia ficción, monstruos, planetas y estrellas, que ya forman parte de la estética del centro de salud.

Muy satisfechas con el resultado del trabajo, desmienten la idea de que sus estudios tengan que ver con el «pinta y colorea, es más, esta es de las únicas asignaturas en las que hacemos trabajos manuales, que además no son precisamente sencillos de realizar», aseguran las jóvenes.

Se refieren a la asignatura Expresión plástica en la Educación Infantil, impartida por el profesor Miguel Elías Sánchez, uno de los profesores más activos en la promoción de la cultura y la creatividad del Campus Viriato.

La motivación de las alumnas para sacar adelante el trabajo práctico pasa por la convicción de que «la Educación Infantil no debe ceñirse solo al ámbito educativo, sino que se extiende más allá y el ámbito hospitalario y médico es un lugar donde hay menores que pasan mucho tiempo, así que, ¿por qué no darles la misma atención que en un aula escolar?», se preguntan las jóvenes, que consideran que solo el hecho de decorar las paredes «mejora la percepción que el niño tiene de la enfermedad y de su entorno», subrayan.

Además de suponer un trabajo «gratificante», las alumnas disfrutan con las caras de sorpresa de los niños que van al médico, y de la ayuda que para los padres supone el hecho de poder mantenerlos distraídos mientras dura la espera. «También es una manera de devolver a la sociedad lo que nos aporta a través de la universidad, y en mi caso concreto, agradecer a la enfermera y al médico que me trataron cuando era pequeña, de los que guardo un recuerdo muy grato», explica Elena Joao.

Durante una semana, las jóvenes se entregaron a la preparación de los adornos que más tarde lucirían en el centro de salud. La Goma eva es el principal material de la colorida decoración, que lejos de servir solo para observar desde la distancia, «se colocó a la altura de los niños para que puedan tocarla y disfrutarla, porque es para ellos», se pronuncian.

Con una temática atemporal, la decoración de la unidad de Pediatría se mantendrá «hasta que dure», motivo por el que no escogieron el tema navideño, que tiene una menor vigencia en el tiempo.

Ilusión, ganas y esfuerzo se conjugan en esta iniciativa universitaria, que busca que la ciudad se beneficie de las ideas de los jóvenes que se forman entre los muros de un campus que tiene la responsabilidad social como una de sus premisas.

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