«¡Gracias paisanos, ya estoy de nuevo entre vosotros y esta vez para siempre! Esto es lo que os diría nuestro abuelo hoy y aquí si su presencia imaginaria la colocáramos entre nosotros», señaló ayer Evaristo Muñoz Barrón, nieto de Eduardo Barrón, a las autoridades políticas, culturales y artísticas presentes en los actos organizados con motivo de la llegada de las cenizas del escultor a la ciudad como colofón de las conmemoraciones del centenario de la muerte del artista. Muñoz Barrón, en el salón de plenos, aludió al origen humilde y a las cualidades artísticas de su abuelo. El representante de la familia repasó la trayectoria del escultor natural de Moraleja del Vino, quien «en su primer viaje a Roma tiene una de sus primeras inspiraciones y empezó a elucubrar en su mente al héroe legendario Viriato», referencia que aprovechó el descendiente para reivindicar la presencia de la escultura en el centro de la plaza homónima. «El autor en un estudio trazó dos diagonales en la plaza y donde coincidían tenía que ir la mano de Viriato», ahondó.

Eduardo Barrón «cumplió y devolvió ciento por uno de lo que la naturaleza le dotó y con su saber y su tesón los réditos del préstamo que tenemos repartidos por España e Italia», enfatizó Evaristo Muñoz a la par que agradeció el interés por traer los restos del escultor a Zamora a las instituciones y a Miguel Ángel Mateos, que «logró la autorización verbal del tío Eduardo en la efemérides de centenario de la escultura de Viriato», recordó Muñoz Barrón dirigiéndose al concejal presente junto a los artistas en vez de con los ediles «debido la politización del acto», aclaró luego el munícipe.

En el salón de plenos, el secretario de la corporación, José María García, actuó como notario del Ayuntamiento y Carolina Muñoz Barrón, nieta el escultor, leyó el acuerdo de cesión, en representación de los nietos del artista, Evaristo, Concepción, Eduardo, Jorge y Margarita Barrón Fernández, por el que se autorizó en su día la exhumación de la correspondiente sepultura en el cementerio de San Justo de Madrid y el traslado de las cenizas al pabellón de hombres ilustres de San Atilano para ser entregado para su custodia a perpetuidad por parte del Ayuntamiento de Zamora.

Por su parte el director general de Políticas Culturales de la Junta de Castilla y León, José Ramón Alonso, calificó de «magnífico» el homenaje brindado a Barrón, ensalzó la figura «de este gran escultor del XIX como es patente en todas sus obras», mientras que la alcaldesa de Zamora, Rosa Valdeón, afirmó que Barrón es «uno de los grandes escultores zamoranos de todos los tiempos». La regidora destacó el «compromiso» adquirido por el Ayuntamiento de Zamora «poniendo a la ciudad como testigo» de custodiar los restos de Eduardo Barrón a perpetuidad, así como el de «prolongar su recuerdo y su presencia en la vida de las generaciones futuras». «No solo estamos reconociendo los méritos de un gran maestro en el ejercicio de su arte, estamos, además, protegiendo nuestra historia y nuestro patrimonio», dijo.

A continuación, la comitiva, integrada por políticos, entre ellos el alcalde de Moraleja, Guillermo Freire, y numerosos artistas como Antonio Pedrero, José Luis Coomonte, Tomás Crespo o Carlos Piñel, se trasladó a la plaza de Viriato donde, pese a la lluvia, se descubrió una placa en la que figura información de la pieza y de su autor.

El tercer momento del homenaje lo acogió el camposanto de San Atilano. En la capilla el sacerdote, Emilio Santiago, realizó un breve acto para a continuación procederse a inhumar las cenizas en el interior del pabellón de hombre ilustres al tiempo que miembros de la Banda de Música de Zamora interpretaban «Negra sombra». Al interior accedieron los descendientes del escultor que depositaron la urna que contenía las cenizas mientras que el sacristán pronunció un responso. «Ha sido muy emotivo», señaló la nieta del artista Carolina Muñoz Barrón en tanto que su hermano Evaristo, que lamentó que no pudieran estar todos los nietos, se congratuló de que «en la placa que hace referencia al abuelo han situado una cruz diseñada por él».