Agustín García Calvo no estuvo solo las últimas horas de su vida. Arropado por su familia, el filósofo, novelista y poeta zamorano que falleció el pasado jueves recibió calurosas visitas y algunos regalos. Anteayer, en el cementerio San Atilano, la nuera mayor, Carmen Esteban, interpretaba «Al punto de amanecer». No fue la única canción que le había dedicado. Días antes, en el mismo hospital, Carmen se acercó a la habitación del pensador zamorano para susurrarle composiciones flamencas.

La actriz Ester Bellver también le ofreció un particular regalo. Paseando junto al Duero, la madrileña cogió uno de los típicos juncos que crecen en la orilla y se lo llevó a Agustín. «Ha hablado tantas veces en sus poemas del río que le llevé uno de aquellos juncos y allí se quedó, apretándolo entre las manos». Un bonito gesto, uno más de los muchos que sus amigos le han ofrecido.