El mismo año que abrió sus puertas el teatro La Abadía de Madrid, nació la estrecha amistad entre una de las integrantes del primer elenco de actores, Ester Bellver, y el filósofo zamorano Agustín García Calvo. De aquello hace ahora casi veinte años, dos décadas en las que la actriz ha puesto todo su empeño en difundir la obra dramática del pensador que, «inexplicablemente, aún permanece inédita». Días atrás, Bellver se acercó al hospital Virgen de la Concha para comunicarle a Agustín que el monólogo «Todas a la una», basado íntegramente en textos del autor zamorano, se llevará a escena en Zamora el próximo mes de marzo. «Le tengo prometido dar a conocer su obra». Ester ha comenzado a cumplir su promesa.

Precisamente, hace escasas fechas, la artista madrileña se puso en contacto con Daniel Pérez, director del Teatro Principal, para representar en Zamora «Todas a la una», que ha sido estrenada con éxito en Triángulo, una sala alternativa de Madrid. Ambos acordaron llevarla a escena el próximo marzo. «Ya verás qué alegría le das a Agustín, porque está muy enfermo», le confesó Daniel Pérez. Ester no dudó en viajar a Zamora para comunicarle la noticia, en persona, a Agustín. «Estaba muy lúcido, tenía la mejoría de la muerte y se puso muy contento», revela la actriz. «Con esa alegría nos ha dejado», añade.

«Todos a la una» es un monólogo de algo más de una hora de duración que recoge «poesía, extractos de obra dramática, relato, cuento, canción, romance? un poco de toda la obra de García Calvo». Es la primera experiencia en casi veinte años que Bellver logra llevar al escenario, tras fracasar dos proyectos anteriores para representar obras completas de Agustín. «Hemos contado incluso con el apoyo del Teatro Principal, pero nunca tuvimos la infraestructura suficiente para contratar a los actores y mantener la obra», confiesa la madrileña.

Porque a esta enamorada del legado de García Calvo le parece insuficiente difundir solo algunos extractos de la «variada» trayectoria dramática del autor. Uno de sus mayores empeños fue el estreno de «Ismena» (1980), la pieza que actualiza el mito de Edipo, aunque no llegó a conseguirlo. Cuando leyó esta composición, le confesó su admiración a García Calvo. «Con absoluta humildad, me deseó que ojalá yo, una simple actriz, pudiera hacer algo por su obra», confiesa Bellver.

Y es que la oposición de García Calvo a «la cultura con mayúsculas» y a «los poderes establecidos» también dejó en la sombra su producción dramática. «Sé de buena tinta que de la manera más humilde, Agustín ha estado enviando sus obras continuamente a los grandes teatros, pero nunca hubo suerte», revela la artista madrileña.

Solo una excepción, la puesta en escena de «La baraja del rey don Pedro», aunque de eso hace ya quince años. Una representación que no hace justicia a una trayectoria en la que se encuentran trabajos como el mencionado, el propio «Ismena» o «Iliu Persis». «A García Calvo le pasará como a Valle Inclán, que sus obras se estrenarán cien años más tarde y los contemporáneos deberían tirarse de los pelos por dejarlas pasar de largo».

Aquella solicitud de ayuda, «Si alguna vez tú puedes hacer algo por mi obra», no se le va de la cabeza a Ester Bellver, quien pide a los zamoranos que apoyen la iniciativa de «hacer públicos todos los textos que esperan dormidos en las hojas de sus libros», ya que Agustín «ha muerto con las ganas de ver sus obras danzando por la escena».