«Hay que divulgar más su obra que ha tenido una transmisión en círculos reducidos, pero su poesía es maravillosa, y creo que sería muy positivo reeditar sus libros», afirmó el arquitecto Paco Somoza, planteamiento compartido por el socio del Ateneo de Madrid, Juan Merinero, quien abogó por la «relectura de sus obras, que tienen todas una gran validez, e incluso su reedición». Estos hombres acudieron al camposanto San Atilano al igual que cientos de personas, fundamentalmente vinculadas al mundo intelectual y artístico de Zamora o de Madrid, como el compositor y cantante Amancio Prada y la mujer del cantautor valenciano Raimon, que quisieron dar su adiós al intelectual.

Juan Merinero trajo a su memoria: «Hace tres años un socio del Ateneo me decía que quién era ese hombre de las camisas sobrepuestas y recuerdo que le dije que el único señor del que se hablaría junto con Rafael Sánchez Ferlosio dentro de un siglo». Este «correligionario confeso» del zamorano, declaraba con visible emoción en su rostro, que el libre pensador «ha sido estos años una de las mentes más brillantes que ha habido en el Ateneo». Atestiguó que el fallecido «ha elevado el nivel del Ateneo a pesar de que no fuera socio y hubiera gente que lo criticara» y argumentó con vehemencia que «fue un honor que en la tertulia participara una persona que no era socio de número y que tuviera una mente tan clara». «Creo que Agustín García Calvo ha aportado un gran nivel a esa casa y ha elevado el nivel intelectual», dijo al tiempo que ensalzó la «gran rebeldía» de Agustín García Calvo al que calificó de «gran señor».

Este mismo término lo empleó Enrique Vega, el presidente de la Fundación Aurora Intermitente, donde durante varios períodos se reunió la Escuela de Lingüística, Lógica y Artes del Lenguaje, heterodoxa institución que tuvo por objeto el estudio de materias consideradas poco útiles para desenvolverse en la sociedad como los lenguajes formales, la música, prosodia del habla, y que puso en marcha García Calvo. «Era un hombre muy amable y un señor educado que en este mundo de prisa», aseguró a la par que destacó que el intelectual tenía «una mente muy relevante y con planteamientos que han tenido una trascendencia pública». «Tenía honradez e independencia, algo muy difícil de conseguir actualmente», subrayó.

El joven Iván Torabina de desplazó desde la capital de España con un amigo para dar su último adiós al escritor. «No le conocía en persona, pero he profundizado bastante en su pensamiento», fundamentalmente «en sus ideas relacionadas con la filosofía y la política». «Habría que leer un poema de García Calvo cada día y publicarlo en los periódicos», decía María Luna en la entrada del campo santo, mientras que decenas de personas aguardaba la llegada de los familiares y el cuerpo de García Calvo. «Es más que necesario que se conozca el pensamiento de este gran hombre e increíble intelectual», repetía la fémina.

El artista visual manchego Pepe Buitrago también quiso estar con el amigo que ejercía «su independencia a pesar de todos los pesares sociales».

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