Fui a ver «Ricardo III» al teatro. Segunda vez que veo esta obra. La primera vez cuando tenía 18 años, en la versión de Vicente Molina Foix. Entonces fui porque, estudiando filología inglesa, casi, casi... como que te obligaban a ir. Esta segunda versión no me ha gustado nada. A la salida me he encontrado con dos antiguos condiscípulos de filología. Nos hemos ido a tomar un vino. Estábamos hablando de las clases de Agustín García Calvo. Por aquellos años, un amigo, el ingenioso de clase, le puso el mote de «La Trini», porque García Calvo impartía clases ataviado con fulares de colores, collares de cuentas y camisas de estampados, y porque llevaba el pelo largo. Yo no iba mucho a las clases (ya había empezado a trabajar por entonces), pero tenían fama de ser «lleno total»: la gente lo adoraba. Eran muy divertidas y muy amenas, él era un señor muy excéntrico y muy ingenioso, que citaba versos de memoria en griego y en latín. Tras varios chistes sobre «La Trini», persona a la que no había mencionado en años, llego a casa, consulto Internet y... descubro que «La Trini», Agustín García Calvo, acaba de fallecer. Por cierto, él conocía el mote, y se lo tomaba a guasa, jamás se sintió ofendido, más bien al contrario, creo que se lo debía tomar como un gran honor. (Todos los profesores tenían mote, muy pocos tenían un mote tan cariñoso). Tampoco creo que concediera demasiada importancia a detalles como esos.

Lucía Echebarría ha escrito en las últimas horas otros tuits sobre el que fuera su profesor, Agustín García Calvo. A continuación, algunos de ellos:

Una vez, un alumno le espetó a Agustín García Calvo: «En su invectiva contra los clásicos, usted mismo está incluido, porque ya lo es».

En clase, Agustín García Calvo nos decía que la ortografía y la gramática eran una traición.

Agustín García Calvo, tus agradecidos alumnos nunca olvidaremos la camisa lila, el collar de ámbar, el revoltijo de pelo blanco...

Agustín García Calvo, su camisa lila, sus fulares , sus collares de cuentas, sus patillas de bandolero, sus chistes malos... Nuestra Trini.