«Te hacen creer que eres el dueño de la tienda, pero al final eres un empleado, que pasas hasta quince horas trabajando para que ellos se lleven los beneficios. En realidad eres su esclavo», concluye un afectado de Valencia por lo que consideran una estafa de la cadena DIA, Manuel Carlos Jiménez. Una experiencia que ha dejado a decenas de familias «en la ruina». Y todos se han percatado «a los tres o cuatro meses, cuando no ves los beneficios prometidos aunque llegas a vender más de lo que habían calculado». Una supervisora que asigna DIA a cada franquiciado se encarga de ver la marcha del negocio, «decide los camiones de pedidos, yo pagué hasta seis necesitando solo. Lleva la tienda en realidad y tú eres el tonto que sueltas el dinero para montarla y llenarla». Cuando les captan, muchos trabajadores de supermercado a los que se propone la franquicia, «te dicen «no hace falta que sepas de nada». Ahora lo entiendo», agrega Jiménez, «cuando comencé a ver lo que ocurría ya me había arruinado».