El matrimonio zamorano que acaba de denunciar a la cadena de supermercados DIA nunca tuvo acceso a los documentos elaborados por la Distribuidora sobre «la cuota de explotación, el mismo con el que ellos demuestran al banco que te dará el préstamo para montar tu tienda que el negocio es rentable». Ni Margarita Vega ni Alberto Rodríguez pudieron ver nunca «la evolución de las ventas de la tienda, donde se recogen los cobros que realizan ellos y los pagos del franquiciado; ni los balances económicos. Ellos nunca dan documentación sobre la marcha de la tienda». Es parte esencial de la estrategia para asegurarse de no dejar rastro de lo que la Asociación de Afectados considera «un engaño». Incluso del contrato, el responsable de franquicias de la región «nos dio una copia genérica, sin cantidades de lo que teníamos que pagar por la franquicia, de pedidos, etc». Las facturas de la luz y agua «nos las cobraban en los pagos de los pedidos, nos llegaba una minuta sin justificar». El gestor que se ocuparía de llevar la tienda era «el que nos indicaban ellos. Todo estaba controlado».