Viseras, gafas de sol, ropa ligera, abundante hidratación. Toda la preparación es poca para recibir a la segunda gran ola de calor del verano que entró durante la tarde de ayer en la provincia de Zamora y que pretende quedarse, al menos, hasta mañana, cuando está previsto que el mercurio alcance los 40 grados centígrados que supondrán el pico máximo en este verano 2012 en Zamora. Días eminentemente calurosos y noches que tampoco se quedarán atrás, puesto que la Agencia Española de Meteorología (Aemet) prevé una temperatura de entre 18 y 20 grados a la caída del sol, por lo que volverán las temidas noches tropicales a la capital.

Si bien mucha gente opta por quedarse en casa y conocer la calle en el ocaso, hay un numeroso grupo que ha de pelearse durante estos días con Lorenzo en su máximo esplendor. Los lunes al sol de Aranoa se convierten en martes, miércoles, jueves y viernes bajo la solana. Pero trabajando. Albañiles, repartidores, carteros, encargados de limpieza y un largo etcétera de gremios son quienes sufren en carne propia las inclemencias del tiempo en estos días, los más calurosos del año. Trabajos que, aunque la palabra dada por los protagonistas no se puede escribir en un periódico, sí que se podrían calificar de «complicados». Son solo cinco o seis días al año, pero quienes los sufren dejan constancia de la dureza que representan.

Es el caso de Teodoro Fuentes, peón de la construcción que se encuentra esta semana en una obra en el casco histórico de la ciudad. «Dos o tres días más así y aquí no sobrevive nadie», cuenta con sorna. Y es que en su lugar de trabajo no existe hoy por hoy ni una sola sombra donde esconderse de los rayos. Para solventarlo, hidratación. «En los días de verano pueden caer dos o tres botellas de agua de litro y medio... y alguna cerveza, claro», afirma. Además, explica, procura «cambiar ligeramente» su horario de trabajo para no coincidir en las horas de más radiación, por lo que comienza la faena una hora antes para no verse envuelto por el mediodía.

Y es que si la temperatura no acompaña, hay que tener habilidad para esquivarla. O intentarlo. Como por ejemplo en el gremio de los taxistas, donde cualquier resquicio de sombra es altamente codiciado a la espera del próximo cliente. Antonio Felipe que se dedica a esto de transportar personas desde hace más de diez años, ha ido adquiriendo sus pequeños trucos. «Evidentemente un día como hoy -por ayer- no te vas a poner a esperar en mitad de la Plaza Mayor, porque terminas fundido, así que hay que ir en busca de paradas en la sombra», explica. De igual modo, en los semáforos procura «ganarle unos metros al sol» para no tener que esperar el verde de rigor en mitad de la más absoluta luminiscencia.

Aunque si difícil es conducir un vehículo, pese a llevar incorporado un sistema de aire acondicionado, más complicado resulta aún empujar un carro de barrendero durante una larga jornada bajo el sol. «Ya que no voy a la playa, así cojo moreno», se ríe Pedro Gómez, del gremio de limpiadores urbanos que recorre la capital cada mañana. «Tengo la suerte de que empiezo el turno a una hora en la que, a veces, incluso hace falta manga larga, pero al llegar las doce de la mañana no veas cómo pega», mantiene.

Para ellos especialmente, y para todos los ciudadanos, la Aemet ha dispuesto una serie de indicaciones que se han de seguir para no llevarse ningún disgusto durante estos días de alerta por altas temperaturas. Así, una comida ligera, por ejemplo, puede evitar problemas a la hora de hacer la digestión mientras el mercurio supera los 38 grados. Obviamente, mucha hidratación, pero no solo agua. Zumos y bebidas con sales pueden otorgar la fuerza necesaria para resistir el día lo mejor posible. Además, especial atención a la franja horaria de más calor, que suele ser las comprendida entre las 12 y las 19 horas de la tarde. Y de igual modo, recomiendan cuidar especialmente a los niños y los mayores, que son los más propensos a sufrir un golpe de calor. Y si con todo esto uno sigue sin poder vivir, la única opción que queda es encerrarse al lado del ventilador hasta que pase el temporal.