El escritor Félix González Modroño ha apostado por una novela a caballo entre el género histórico y la novela negra en «La ciudad de los ojos grises».

-¿Qué le ha impulsado a abandonar al doctor Zúñiga, quien ha protagonizado sus otras obras literarias?

-Quería que descasáramos el uno del otro una temporada. Me apetecía aparcar a este personaje y distanciarme de él. Me apetecía emprender un nuevo proyecto, aunque retomaré ese personaje en una nueva novela.

-¿Cómo emerge esta novela?

-Me apetecía escribir una novela sobre la ciudad de Bilbao. La historia de amor, un triángulo sentimental, hacía tiempo que la tenía diseñada, pero la idea de ambientarla en la Belle Époque, me la ofrece la ciudad propia Bilbao. Es un período en el que la urbe realmente se transformó. Es el tiempo en el que salta la ría y se anexiona a Abando. Pasa de ser pequeña a tener los 10.000 habitantes gracias al descubrimiento de que hacía falta el hierro para hacer el acero. La modificación de la ciudad, tanto geográfica como demográficamente, da lugar a un cambio en la idiosincrasia y nace una nueva mentalidad y surgen ideologías.

-De sus palabras se evidencia una amplia documentación.

-Sí, he leído muchas monografías y tesis así como una infinidad de libros. Fundamentalmente me apetecía empaparme en el concepto social. He leído mucho a autores de la época, he profundizado en novelas de Baroja o de Unamuno.

-Menciona a Unamuno, a quien introduce en el texto.

-Es impensable escribir una novela sobre Bilbao sin contar con la figura de Unamuno, como representante de un pensamiento plural. Escribo en el libro que es imposible ser intelectual y tener un pensamiento único. Todas esas contracciones, el progreso y el respeto por las tradiciones, están presentes en las propias incongruencias de los personajes.

-Junto con Bilbao aparece en la novela París.

-Elegí París porque es la ciudad más bonita para hablar de una historia de amor. Además si hubiera podido elegir una época para nacer sería en París en la Belle Époque. Quizá con esta novela me quito algunas espinitas. (Risas).

-En su tercera incursión literaria entremezcla novela negra e histórica, pero ¿cómo la califica usted?

-Algunos me han catalogado de escritor de novela negra, lo que creo que no pueden hacer ahora con este texto (risas) e incluso en algunos lugares me han denominado autor de literatura contemporánea. Me gusta ambientar mis novelas en épocas pretéritas porque dan mucha riqueza de matices e incluso me gusta ser, si me apuras, hasta algo didáctico. Apuesto porque en mis novelas haya intrigas tanto sentimentales como criminales. Creo que es un poco una excusa para hablar finalmente del amor y de la muerte, los motores que están presentes en nuestros jardines secretos. Todos pensamos en estos sentimientos, pero no nos atrevemos a revelarlo. Creo que escribo sobre intrigas en mis novelas para hacer una reflexión sobre la muerte y sobre el amor.

-Sin embargo su texto es un canto a la vida.

-¡Sin duda! La vida hay que vivirla día a día y quizá no debemos de dejar escapar trenes en momentos determinados. También creo que tenemos que ser conscientes de que lo hemos dejado perder.

-¿Hay algo de usted en el personaje principal, en Alfredo?

-Es mi novela más personal. No sé si es autobiográfico, pero he reflejado en él mi pensamiento y mi filosofía.

-Lo más complicado de «La ciudad de la ojos crisis» ha sido...

-Encajar todas las piezas. Como tiene tantos tintes de distintos género había que cuidar que ninguno fuera excesivo. Realmente tuve que velar porque todo estuviera hilado con naturalidad. Creo que, sin duda, lo más complicado ha sido que toda esa información dada a pinceladas y esos pequeños encuentros de los protagonistas fluyeran en el libro con total naturalidad.

-La primera edición del libro está prácticamente agotada.

-Ya se está incluso preparando la segunda y que ocurra eso, hoy en día, es casi un milagro. Creo tiene que ver que es una novela que llama mucho la atención visualmente por la portada que tiene, un diseño que creo que dice mucho de lo que hay en las páginas de la novela.

-¿Para cuándo en formato digital?

-No soy partidario de los formatos electrónicos. Personalmente si me dieran a elegir no saldría en soporte digital. Estadísticamente solo un 1% de los libros digitales son novela y al final para la gente que le gusta leer el formato digital es un mero completo. Este libro es para leerlo despacio, para mirar las páginas y olvidarse de las pantallas. Es una novela que tiene muchos tintes evocadores.

-Tras dar a conocer el libro en Villalpando lo ha presentado en distintas ciudades de Andalucía, del País Vasco, de la Comunidad Valenciana? ¿para cuándo en Zamora?

-Cuando me inviten. (Risas). Tengo por delante muchas ferias del libro. De hecho participo en la de Madrid. En la de la capital de España ya he acudido con mis libros anteriores. Estar en ella es una maravilla porque estás en contacto con una gran cantidad de autores. Tengo una experiencia muy divertida relacionada con esta feria. El primer año que asistí estuve firmando libros al lado del puesto que ocupaba Ken Follett. Él firmó alrededor de un millar de libros y yo, como mucho unos 25. (Risas).

-Nos hablaba de una nueva novela. ¿Cuál será?

-Depende de la evolución que tenga la novela de «La mujer de los ojos grises», pero yo voy a seguir trabajando con el personaje de Fernando de Zúñiga en Venecia, una ciudad que me parece absolutamente novelesca. Quiero darle cierto aire de universalidad al personaje tras haberlo tenido resolviendo casos de Cristos y juegos de naipes. El caso va a tener que ver con el hundimiento de la ciudad de Venecia, incluso puede que incluya a científicos de la época y que uno de los personajes sea Newton. Los casos de Zúñiga eran excesivamente locales lo que ha dificultado su traducción a otras lenguas. Es complicado que interese el juego de mus fuera de España. De ahí que apueste para hacer sus pesquisas más universales.

Vizcaya, 1965

Nació y se crió en el País Vasco, pero desciende de Villalpando. Licenciado en Derecho por la Universidad de Salamanca, desde el año 2010 reside en Sevilla. Como fotógrafo ha publicado «Villalpando paisaje y rincones», una publicación de fotografías, en la que homenajea al pueblo de sus padres. Su primera incursión en la literatura correspondió a « La sangre de los crucificados» en la que crea el personaje Fernando de Zúñiga, cuyas aventuras prosiguió en la novela titulada «Muerte dulce».