El ictus representa la segunda causa de muerte y la primera de invalidez en los adultos. Un 40% de los que lo superan sufren alguna discapacidad que les impide valerse por sí mismos. Con esta premisa de base y con el objetivo de conocer mejor a el perfil de los pacientes y los factores que influyen en su destino tras la estancia hospitalaria por ictus, un grupo de profesionales de enfermería de los servicios de Hematología, Neurología y Radiodiagnóstico del Complejo Asistencial de Zamora han realizado un estudio, publicado recientemente en la revista «Nuevo Hospital» del centro hospitalario zamorano.

El paciente atendido por ictus en la unidad de hospitalización de Neurología es mayoritariamente varón, de la tercera edad, con estudios primarios, factores riesgo vascular (hipertensión arterial, cardiopatía y diabetes principalmente) e ictus de origen isquémico.

Tras el alta, señalan los autores del trabajo, eligen de forma prioritaria el domicilio (propio o familiar) como destino. «Estos datos se explican debido al número elevado de pacientes con una recuperación de las capacidades para realizar las actividades de la vida diaria». Sin embargo, los que presentan una dependencia importante, (entre 20 y 55 puntos en el método de medición denominado Indice de Barthel) «tienen un elevadísimo porcentaje de alta a domicilio (72,7%). En estos casos el cónyuge, ayudado por una hija, o una hija en caso de que no exista pareja, se hace cargo del paciente, y en pocas ocasiones utilizan personal asalariado para que les ayuden».

La elección de la institucionalización (ingresar al paciente en una residencia) se relaciona con un Indice de Barthel menor a 60, y una edad mayor de 75 años ( hay un 73,3% de los casos que relacionan ambos factores)». La soledad previa al ingreso «podemos incluirla como factor determinante para la institucionalización». «No podemos constatar con datos si la presencia o no de sondas de nutrición es un factor que predispone a la institucionalización de los pacientes al alta, sin embargo durante nuestro trabajo diario sí que observamos que es una causa de temor tanto para los familiares como para el propio enfermo», indican los autores. La valoración de nivel de independencia al alta (escala o índice de Barthel) mide la capacidad de independencia en diez actividades de la vida diaria, como baño, vestido, aseo, ir al retrete, deambulación, traslado cama/sillón, escalones, incontinencia y alimentación. Puntúa sobre 100 la máxima independencia. La dependencia total estaría por debajo de 20 puntos; la dependencia grave entre 20 y 35; la moderada, entre 40 y 55; la leve mayor de 60 y la independencia en cien puntos.