Médico del Centro de Hemoterapia de Castilla y León y ponente sobre biobancos

La ponencia sobre biobancos, establecimientos públicos o privados que acogen una colección de muestras biológicas concebida con fines diagnósticos o de investigación biomédica, es de las conferencias que más interés despierta dentro del XXX Congreso de la Sociedad Castellano-Leonesa de Hematología y Hemoterapia que se celebra hasta hoy en Zamora.

-¿Por qué atrae tanto a los profesionales médicos la idea de tener muestras de tejidos y órganos para poder investigar?

-Es algo nuevo, que lleva funcionando en España desde el 2003. En Castilla y León estamos arrancando y cuando no se conoce algo nos gusta informarnos.

-¿En qué punto está en la actualidad este tipo de investigación?

-Se está creando una red autonómica de biobancos, en este momento hay cuatro centros reconocidos, el banco de tumores del Centro de Investigación del Cáncer de Salamanca, el banco de cerebros del Instituto de Neurociencias de Castilla y León, el biobanco del Hospital Universitario de Salamanca y el nuestro, el biobanco del Centro de Transfusión.

-¿En qué se traduce el hecho de tener todas las muestras reunidos en un solo banco?

-Las muestras se asocian habitualmente a patologías, si se dispone de un número de muestras de un centro concreto en un biobanco no van para un investigador, sino para quien ofrezca el mejor estudio de investigación. Si tuviéramos un número ilimitado de muestras no habría problema, pero en los casos de patologías más raras los proyectos con fines que mejoren claramente la salud, que es su objetivo, van a tener más posibilidades de disponer de ellas.

-¿Se ha llegado a conclusiones para mejorar la vida de los pacientes?

-Desde luego. Los estudios que se están haciendo de enfermedades raras ya vienen de biobancos, hay uno de VIH en el que se está centralizando todo en la Comunidad de Madrid... Las redes de estudios en temas de investigación ya se están asociando para evitar sesgos en la toma de muestras y para intentar unificar criterios a la hora de investigar.

-¿Son las personas solidarias para donar, después de fallecidas, su cuerpo a la ciencia?

-No. El problema es que, hasta ahora, cada grupo de investigación obtenía sus muestras y realizaba sus ensayos. Lo que pasa es que a esos grupos les ha costado mucho obtenerlas y no quieren cederlas, quieren seguir usándolas para sus propios proyectos. Son muestras que te pueden suponer años para recabar el suficiente número de ciertas patologías. Ese es uno de los mayores problemas con los que se encuentran las colecciones de los biobancos.

-¿Los ciudadanos tienen alguna forma para hacer constar que quiere que sus órganos sirvan para investigar?

-Sí, una persona se lo puede indicar a su médico o en el documento de voluntades anticipadas o testamento vital. A veces no es el cuerpo, sino que el paciente ha tenido un alzheimer y es importante estudiar su cerebro, o personas con enfermedades raras de los que hay muy poca incidencia en España, pero los pocos casos que se van conociendo merece la pena tenerlos almacenados, para en algún momento poder investigar, porque con cuatro muestras no haces nada, pero con cuarenta sí.

-¿Ve con optimismo el futuro en este campo?

-Sí, por supuesto, los biobancos tienen muchísimo futuro y agilizan muchísimo la investigación.