«Castilviejo, óleos y dibujos» es la propuesta que ofrece a partir del viernes, día 23 de marzo, la galería de arte Espacio 36-Ángel Almeida, sala que por primera vez presenta una exposición que recoge medio centenar de obras efectuadas en diversas técnicas por el zamorano José María García, más conocido con el sobrenombre de Castilviejo. La muestra la conforman 48 piezas casi inéditas al encontrarse en manos de diversas colecciones particulares.

Dibujos a carboncillo, acuarelas, óleo sobre lienzo o sobre cartón y gouaches temáticamente centradas en el mundo del toro, desde la figura del mayoral hasta el picador, los paisajes, donde el artista zamorano plasmó su visión desmitificadora de la realidad castellana, compartirán las paredes de la galería con ejemplos de desnudos femeninos sin pasar por alto las maternidades y minuciosos retratos de mujeres rurales, donde trata con gran realismo a las campesinas. Junto a ellos alguno de los bocetos que el pintor efectuó para los murales de la iglesia de María Auxiliadora.

Esta veintena de piezas «las realizó principalmente entre los años 70 y 80 cuando salía a pintar al campo, dado que, como Sorolla, Benjamín Palencia, Díaz Caneja o Vela-Zantti, concebía trabajar en la naturaleza», explica el galerista. Ángel Almeida también mostrará una carpeta integrada por 25 grabados. El experto en arte asevera que «la exposición representa para los zamoranos la oportunidad de ver obra prácticamente desconocida de un gran artista desaparecido así como de hacerse con piezas de un autor que en pocas ocasiones sale al mercado».

José María García Fernández, Castilviejo (Zamora, 1925, Valladolid 2004) estudió en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando, donde conoció a Gutiérrez Solana. La Diputación de Zamora le otorgó una beca en 1942, aunque tuvo que abandonar los estudios por motivos familiares. Son años en los que pinta carteles para cine, realiza copias del Prado, lo que influyó que su obra tuviera influencias de los grandes maestros como Velázquez, Ribera, Zurbarán o Gutiérrez Solana.

En el año 1945 fundó la Escuela de San Ildefonso con Daniel Bedate, centro donde impartió dibujo. En aquellos tiempos combina la docencia con períodos en Madrid, donde a través de José Dominguín, se convirtió en el pintor de los famosos en el Madrid de los 50, aunque su pintura está fundamentalmente enraizada en la tierra castellana, sus paisajes y sus gentes.

El artista recibió un homenaje en la Bienal de 2001 con una muestra antológica en La Encarnación, el Ayuntamiento de Zamora le nombró hijo predilecto y logró el Premio Castilla y León de las Artes en 2002. A Castilviejo corresponde la autoría del camarín de Nuestra Madre, los murales de María Auxiliadora y el de «El Calvario», que se encuentra en el Museo de Semana Santa. Dispone de obra pictórica en diversas administraciones.