La abulense Sara Escudero se ha convertido en la digna sucesora de Eva Hache al relevarla como nueva ganadora de la quinta edición del certamen de monologuistas del Club de la Comedia el pasado mes de diciembre. Mañana sábado desprenderá todo su desparpajo y verborrea incontenible en el escenario de La Alhóndiga, a partir de las 20.30 horas, para poner punto y final al Primer Ciclo de Humor de Navidades.

-¿Qué se va a encontrar el público zamorano que acuda a verla?

-Un espectáculo que está basado en la verdad más pura y absoluta, como es que a los treinta años no controlo mi vida, es ella la que lleva mis riendas, va por libre. Será más de una hora de confesiones propias y comunes, porque más de una se sentirá identificada.

-¿La vida cotidiana es entonces su inspiración?

-Más que inspirarme en la vida cotidiana, lo que hago es dar mi punto de vista sobre lo que hago y lo que vivo. Me gusta «pringarme» en cositas y dar mi opinión, aunque a veces exagere las cosas. Se trata de comedia de opinión basándome en lo que vivo, lo que veo y lo que sueño; esa es la base.

-Es la encargada de cerrar este primer ciclo de humor de Navidades en Zamora. ¿La aceptación de este tipo de espectáculos en España es mayor que hace unos años?

-En España se comenzó a conocer el «stand up comedy» hace ya una década, pero es cierto que el «boom» ha llegado hace dos o tres años. Ha sido un buen estallido que se agradece, sobre todo en lugares como Zamora. Todas las veces que he actuado allí ha sido en sitios muy cuidados y se ha tratado el espectáculo muy bien en todos los aspectos. Se cuida lo que se lleva, no como en otros lugares, donde se piensa que solo es un tío que va ahí a contar cosas graciosas. Ahora se valora y se empieza a tener más en cuenta la figura de la comedia.

-¿Esto se traduce también en que el público sabe apreciar todo el trabajo que hay detrás de un monólogo?

-Oficialmente, para dejar un monólogo de media hora bien de ritmo, tiempo y con la técnica que se necesita, porque existe, aunque parezca que todo surge por intuición, se necesitan seis meses.

-¿Tanto tiempo?

-Y siempre, como decía Woody Allen, las musas te tienen que pillar trabajando. Hay veces que te puedes poner ocho horas sin sacar nada, pero otras, en media hora tienes un «puntazo». Pero para que eso te pase, todos los días te tienes que poner a ello. Y es que además te nace ponerte, porque la comedia, para mí, como para tantos otros compañeros, es un modo de vida, estar continuamente pensando en comedia, escribiendo y borrando. Todo lo que vives y experimentas tú o tus cercanos te sirve.

-¿La situación de crisis en la que se vive necesita del humor? ¿Se pueden aprovechar los monologuistas de ello?

-Más que nosotros, se aprovecha el público, en el buen sentido. La gente demanda comedia porque bastante tiene encima y así se puede permitir un momento de risas sin pensar en sus problemas. Y poder pasar por encima de ellos un rato es cura, medicina. Y físicamente también se nota.

-¿En qué sentido?

-Yo imparto talleres de risoterapia para empresas y enseño herramientas para recuperar el sentido del humor y aprender a salir de un momento triste y doloroso. También es cierto que hay que vivirlos y yo soy la primera que cuando estoy triste escucho a Celine Dion y me desahogo. Pero el estadio natural tiene que se intentar ser feliz y para eso se necesitan esas herramientas. Realmente es medicina porque cuando te ríes generas unas endorfinas que son las mismas que cuando haces ejercicio, comes algo que te gusta o tienes sexo. Con mi espectáculo, la gente se pasa una hora y media de orgasmo y no lo valora (risas).

-En esta explicación le ha salido la vena médica, con sus tres años de carrera. ¿Le sirvió de algo?

-Por supuesto, cuando juego al Trivial, pido las preguntas verdes (risas). Ahora me acuerdo de muchas más cosas que cuando estudiaba. Con el paso del tiempo te das cuenta de que no estudié tan mal, aunque solo pensaba en que eso no me gustaba nada.

-¿Hay algún tema con el que no se atreva en sus monólogos?

-Ahora mismo estoy escribiendo sobre una experiencia personal terrible de un engaño brutal, y no solo amoroso, pero he sacado de ahí la experiencia positiva de que la tonta fui yo por dejarme engañar, a pesar de toda la gente que había que me quería abrir los ojos. Son temas que le pasa a más de uno. Los textos que yo hago son para explicar que somos así de absurdos.

-¿La guerra de sexos es un filón, sobre todo si es una mujer quien lo cuenta?

-Pues hay que tratarlo con más cuidado, porque el público está acostumbrado a que más del 90% de los cómicos sean hombres y siempre hagan un comentario a propósito de las mujeres. Pero a las chicas nos miran como «ahí viene otra a hablar mal de los tíos». Así que hay que comenzar disimulando para engañarlos y metérsela por otro lado (risas). Una vez que entras, les puedes dar la caña que quieras. Pero es que es un tema que ambos tenemos que aprovechar porque, ¿quién va a criticar mejor a las mujeres que quienes las sufren, y viceversa?

-No hace ni un mes que fue elegida ganadora del quinto certamen del Club de la Comedia, ¿qué ha cambiado en su vida profesional?

-Aparte de que me hierve la oreja de tanto hablar por teléfono, la verdad es que hasta que no comience a grabar en febrero programas no me ha dado tiempo a notar ningún cambio, porque además ahora en Navidad hay menos trabajo, ya que los locales cierran en vacaciones. Pero la teoría dice que lo empezaré a notar y podré empezar a decir «no» a los bolos que llevo haciendo desde hace cinco años, que son de batalla, los que te curten y te dan tablas. Supongo que también ahora el hecho de tener un representante detrás te cuidará mucho el bolo, algo frente a lo que antes estabas más indefenso, porque llegabas al lugar y no había ni micrófono siquiera. En calidad de trabajo seguro que donde primero lo notaré. Y a partir de ahí, toco madera, todo lo que venga.

-Aunque la gran mayoría de los cómicos sean hombres, el premio se lo dio otra mujer: Eva Hache.

-Por eso lloraba yo. ¿Cómo no me iba a emocionar si hacía años que no se hacía este certamen y encima me lo entregó la anterior ganadora? Cuando yo comencé a ver comedia, estaban don Mauro y Eva Hache. No me lo podía creer. Fue muy emocionante, de verdad. De repente, que un grupo de profesionales te elija como un nuevo producto con el que trabajar es para llorar. Fue un momento «preciosicérrimo».

-Aparte de Eva Hache, ¿a qué otros monologuistas admira?

-Hay muchísima calidad. De los extranjeros, Chris Rock me gusta muchísimo, diga lo que diga, la cosa más tonta, te hace gracia. En España hay genios de la comedia, desde Raúl Cimas o Ernesto Sevilla hasta Julián López, con esa mezcla entre ácido y tierno, Quique Macías o Miguel Lago.

Arenas de San Pedro (Ávila), 1981

Orgullosa de nacer en fecha capicúa (18/8/81), esta abulense supo desde muy pequeña que lo suyo era la interpretación, aunque en principio, a pesar de su marcada vena cómica, se decidiera a estudiar la carrera de Medicina en la Universidad de Salamanca. Tan solo aguantó tres años antes de decidirse a dar el paso y buscar suerte en la capital. Comenzó sus estudios en la Escuela Superior de Arte Dramático de Torrelodones y luego fue encadenando varios cursos hasta conseguir un puesto como monologuista en la Paramount Comedy. El pasado diciembre resultaba ganadora del quinto certamen de monologuistas del Club de la Comedia.