La iglesia de Santa María la Nueva que conocemos hoy dista mucho de la que levantaron los albañiles zamoranos del siglo XII. Esa es la principal conclusión de los importantes trabajos de investigación arqueológica que se realizan desde hace semanas en el templo para «leer» las diferentes piezas de un puzzle constructivo que desconcierta a los técnicos. Las tareas han revelado tres niveles de enterramientos en el interior con las cavidades en forma de damero y multitud de tumbas infantiles mezcladas con las de adultos en zonas inusuales, prácticamente en la zona noble del presbiterio, pisando el altar.

Los sepulcros más superficiales eran féretros de madera, mientras que las tumbas intermedias son las clásicas halladas en otras iglesias románicas, delimitadas por grandes losas pétreas. Lo más interesante radica en la roca primitiva sobre la que se asientan los pilares de la antigua Santa María del siglo XII. «Es muy poco habitual hallar tantas tumbas infantiles junto a las de adultos, porque los féretros de los niños solían descansar en partes muy concretas, como los laterales de la nave», detalla Ana Sandoval, arqueóloga de la firma Strato, que lleva a cabo la investigación a las órdenes del programa «Zamora Románica».

Sin duda, el caso más curioso de los aparecidos es el de una madre inhumada junto a su hijo de corta edad. De carácter antropomorfo, los sepulcros eran excavados en la roca siguiendo el patrón del finado y respetando la forma de la cabeza, los hombros y la propia talla. «Ahorraban materiales como la madera», informa Sandoval, y también esfuerzo. Aunque blanda, evitaban excavar en la roca más de lo necesario. Y después «cubrían la zona con tierra apisonada o madera, en función de la categoría de la iglesia», añade la arqueóloga, quien reconoce que «no hemos encontrado ningún resto del suelo original, cuando se colocaba uno nuevo el anterior se retiraba para ser reutilizado».

Los especialistas constatan que las tumbas vaciadas en la roca responden los primeros compases de uso del templo románico, en la Edad Media. Pero, ¿cuáles eran los ritos funerarios de la época? «No hemos encontrado restos de cerámica, pero sí numerosos rosarios fabricados en piedra o azabache, que estarían colocados sobre las manos de los fallecidos, en posición orante», detalla. Junto a los collares de cuentas, alguna pieza con la cara de Cristo tallada. Envueltos en sudarios de tela, los finados eran tapados con grandes lajas de pizarra, como evidencian algunos de los vestigios hallados.

La necrópolis fue utilizada posiblemente entre los años 1200 y 1800, fecha segura dada la prohibición en el siglo XIX ya de utilizar los espacios interiores como lugar de enterramiento. Los restos óseos, debidamente identificados, han sido trasladado al depósito municipal. Los técnicos de «Zamora Románica» sopesan ahora la posibilidad de dejar al descubierto una pequeña parte del suelo de Santa María la Nueva, para dar testimonio de los enterramientos. Este auténtico camposanto en el templo puede conocerse mediante el programa gratuito de visitas.