La Asociación Zamorana de Librerías, Papelerías y Material Didáctico, Azal, ha presentado denuncias contra tres colegios de la capital y una asociación de padres y madres de alumnos que venden directamente los libros de texto a los escolares, una práctica que consideran competencia desleal. El presidente de la organización, Luis González, confirmó la existencia de la denuncia, presentada ante el Ayuntamiento, la Junta de Castilla y León y la Dirección Provincial de Educación contra los colegios Medalla Milagrosa, Corazón de María, Santísima Trinidad y la asociación de padres y madres del colegio Alejandro Casona, que adquieren los libros de texto de los escolares directamente a las editoriales para vendérselos a sus padres.

Al parecer los centros «se sacan la licencia como librero» para poder comprar las editoriales, «pero no cumplen el resto de los requisitos que tenemos los establecimientos dedicados a la venta de libros. Tenemos que contar con licencia municipal de actividad, tener a los empleados dados de alta en la Seguridad Social y una serie de requisitos para poder vender al público. No puede ser que alguien nos haga la competencia solamente acudiendo a Hacienda para sacarse la licencia de librero, sin tener nada más», explica González. «Por la misma regla de tres un colegio podría ponerse a vender zapatos para sus alumnos o montar un supermercado», ejemplificó.

González asegura que el ahorro que este sistema puede tener para las familias es «mínimo», ya que el precio de los libros de texto está fijado legalmente. En los niveles de infantil y bachillerato las librerías pueden aplicar un máximo del cinco por ciento de descuento, mientras en primaria y la ESO las editoriales hacen un precio de cesión y nadie puede vender los productos por debajo del mismo. «Si consideran que los libros son caros que protesten al Gobierno, pero que no nos hagan una competencia desleal». El presidente de los libreros no entiende tampoco cómo las editoriales «se prestan a este juego y distribuyen los libros directamente a los colegios». «No es justo que se intente hacer negocio con estas cosas, perjudicando a los demás. Son colegios subvencionados, y si no son rentables, que los cierren, pero que no intenten hacer negocio a costa de los libreros».

A juicio de Luis González, este tipo de prácticas «puede volverse en contra de los propios colegios. Muchos de los padres de alumnos son comerciantes, que se ven perjudicados por este tipo de prácticas». La campaña de venta de los libros de texto para el próximo curso, que ya está en marcha, supone un alto porcentaje de facturación para las librerías, debido al volumen de las ventas.