El Crucificado de las Injurias regresa a los zamoranos tras un meticuloso proceso de restauración que ha servido para rescatar la impronta original de la talla y cerrar así ocho años de colaboración de la Junta Pro Semana Santa con el Centro de Simancas de la Junta de Castilla y León, cuyo convenio está en proceso de revisión. La capilla de San Juan de la Catedral fue el accidentado escenario de la simbólica entrega de la imagen, de la que se ausentó el deán, «molesto» y visiblemente enfadado por la falta de sitio en el acto protocolario para el cabildo catedralicio, titular de la escultura.

La directora de Simancas, Milagros Burón, desveló algunas de las claves del tratamiento que sirve para poner «un broche de oro» a a la colaboración iniciada en 2002, y que ha incluido la puesta al día de tallas como el Yacente o grupos como La Lanzada, además de enseres de las cofradías como misarios. Sin embargo, admitió Burón, el caso del Cristo de las Injurias ha sido especial dada la «excepcional calidad artística de la talla en madera y su policromía», aspectos «reforzados» y «potenciados» por el proceso de mejora.

No es una exageración situar el Crucificado que procesiona el Miércoles y el Viernes Santos como uno de los ejemplos cumbres de la imaginería española. La responsable de Simancas justificó la intervención en esta realidad, así como en su «valor histórico y cultural», al calor de una devoción que «intentamos potenciar en el marco del protocolo de colaboración».

Así, los problemas de suciedad, el desgaste de las zonas más sensibles por la manipulación de la imagen y las grietas aparecidas en las juntas de la madera han encontrado solución «a tiempo», tal y como señalaba el delegado territorial de la Junta, Alberto Castro, satisfecho por que la intervención haya puesto fin al «delicado estado de conservación», con problemas de «fisuras» y «falta de consolidación» de la policromía.

La actuación ha costado casi 10.000 euros, financiados a partes iguales por la Junta de Castilla y León y la Junta Pro Semana Santa. El nuevo presidente del órgano, José Francisco González Poza, no perdió de vista este aspecto, ya que «sin este convenio, hubiera sido imposible acometer el tratamiento». González Poza aguarda que la renovación del convenio se produzca «cuanto antes» y se ha comprometido a llevar a Valladolid la mejora que solicita la Hermandad de Penitencia para el Cristo del Amparo, que «valorarán los técnicos».

En suma, los responsables de la intervención concluyeron que la labor de Patricia Ganado al frente de un buen número de profesionales ha servido para llevar el Cristo de las Injurias hasta el primer cuarto del siglo XVI. Los zamoranos de ahora lo percibirán ahora como lo hicieron aquéllos de hace cinco siglos.

Espinas perdidas

Algunas de las espinas han sido renovadas mediante otras naturales, a las que se ha aplicado un proceso de estucado y policromado.

Policromía de la corona

Tras el aspecto marrón de la corona de soga, los técnicos han logrado extraer el tono original, un verde que se aprecia a simple vista.

Las juntas, abiertas

La intervención ha hallado diversas grietas en los ensamblajes de la madera y en zonas como el torso, que han sido corregidas.

Desgaste de las manos

Tanto las manos como los pies, elementos más expuestos a la manipulación de la imagen, han recuperado su estado original.

El brillo de la cartela

La cartela que preside la cruz ha ganado en vivacidad. Los diferentes tonos y, en particular, los dorados, son ahora más llamativos.

Vivacidad de la sangre

La limpieza general de la pieza, lastrada por la suciedad enquistada, ha devuelto el color original a elementos tan llamativos como la sangre.

El paño de pureza

Los técnicos han fijado y limpiado el paño de pureza, elemento de tela encolada muy sensible que ha ganado la riqueza de los detalles.

Grieta en la nariz

Una grieta en la nariz, que se extendía hasta la barba, ha sido subsanada. La limpieza de toda la zona devuelve la policromía original.