Una celebración de Santa Águeda muy devota, con gran similitud con el Rocío, es la que han conocido el grupo de 35 águedas de la Cofradía de San Lázaro en su segundo viaje a Catania, tierra donde nació la Santa.

El periplo comenzó algo accidentado. En Barajas «llevábamos unos baúles tan grandes como los de la Piquer y no nos lo dejaban pasar», explica la tesorera Fifi Segurado. Ante la adversidad las mujeres comenzaron a bailar y cantar. «Finamente pudimos viajar con ellos», relatan.

Tras ser recibidas por la cónsul, Concetta Bufardeci, el profesor y periodista Antonino Blanini y su esposa Lia, las zamoranas tuvieron un encuentro con el alcalde de Catania, Rafaele Stancanelli, a quien entregaron, entre otros presentes, una réplica del Bote, en nombre del Ayuntamiento de Zamora, y le transmitieron el deseo de la regidora zamorana de promover un hermanamiento. «Él fue receptivo al ofrecimiento que implicaría además de la unión de las urbes, el hermanamiento de la Cofradía con el Circolo Cittadino de Santa Ágata», concreta la secretaria de la Cofradía, Águeda García.

El plato fuerte correspondió a la procesión de la cera desde la iglesia de Santa Ágata a la Catedral. Una concentración de miles de personas, «desde cofradías que veneran a la Santa hasta representantes de órdenes militares, con una mayor presencia femenina que la vez anterior», concreta la presidenta de las águedas de San Lázaro, Pilar Cifuentes.

Las zamoranas procesionaron con un cartel en el que se leía Zamora. «Cuando íbamos caminando oía Zamora, Zamora», apunta Águeda García que añade: «El millar de calendarios que llevamos para promocionar la ciudad y a las águedas de San Lázaro, volaron». Las cofrades desfilaron «tras un gran candelabro y los músicos que lo acompañaban, nos cantaban pasodobles». Además, la representación zamorana en vez de llevar velas como los italianos ofrecieron a Santa Ágata productos de la tierra.

La devoción por la Santa estalló en la madrugada del 4 al 5 de febrero. «Sacan a la imagen a hombros, como en el Rocío», ejemplifica García que detalla: «A partir de ese momento la talla, cuyo rostro se basa en Constanza de Aragón, hace estación en todas las iglesias, donde hay muestras de gran devoción». «Rezan unas letanías que impresionan», matiza Fifi Segurado.

En este segundo viaje las zamoranas han averiguado que en Sicilia en el siglo XIX hubo unas mujeres que salían a festejar a la Santa de manera festiva, cubiertas la cabeza con velos, y que en Hamburgo existe un grupo femenino que celebra a Santa Águeda de manera similar a la española. «Nos gustaría conocer algo más de la celebración alemana», indicó la presidenta de la Cofradía, quien dejó la puerta abierta a un futuro viaje al país germano.

Quizá una salida más próxima de esta Cofradía sea a Sevilla, puesto que «han contacto desde la Casa de Zamora en esa ciudad con nosotras para que les asesorásemos para poner en marcha un grupo de águedas», concreta Segurado. «Estos días hemos sido una gran piña, incluso algunas han enfermado y las hemos atendido entre todas», subraya Pilar Cifuentes, mientras que Águeda García dice, entre risas: «Incluso hemos encontrado a nuestro Quintianus (el hombre que ordenó cortarle los senos a Ágata), en alusión a Luigi Maina, «un hombre al que no le gustaba nuestra forma de festejar a la Santa». Todo un cúmulo de experiencias.