Querer es poder, y de eso sabe mucho Beatriz Martínez. Apartada de la carrera de sus sueños por una enfermedad que le bajó las notas, entró en la Formación Profesional de la mano del ciclo de Actividades Físicas y Animación Deportiva, del que ni había escuchado hablar. Cuatro años más tarde el Ministerio de Educación premia sus notas y su curriculum tras el paso por el Centro Integrado de FP de la capital, que le ha servido para retomar con ilusión renovada su empeño de covertirse en médico.

-¿Se considera una alumna modelo?

-Hombre, yo creo que la clave de todo es el esfuerzo en esta vida. Independientemente de las cualidades que tengas, a base de esfuerzo todo se consigue, porque puede que físicamente no seas la mejor o la más inteligente, pero dedicándole horas puedes lograr lo que otra persona con las mismas cualidades.

-Esfuerzo es entrar en un módulo de deportes sin saber nadar y salir socorrista

-Sí, yo llegue a TAFAD (Técnico en Actividades Físicas y Animación Deportiva) sin saber a penas nadar y a base de horas y horas en la piscina por la tarde conseguí obtener el título. Mariano, el profesor de natación, me decía que eso era algo excepcional, pero yo considero que es el tiempo que le dedicas y ser muy exigente contigo misma, que es otra de las claves. Tampoco sabía patinar y con otra compañera y muchos ratos en la pista de Puerta Nueva y después de muchos culetazos se aprende. Hay que pasar frío, sueño, cansancio?

-¿Cómo acaba en unos estudios con predominio físico alguien sin un interés especial por el ejercicio?

-Fue una historia un poco rocambolesca, porque siempre había soñado con ser médico y lo que menos te esperas es que un revés te pueda dejar fuera. Yo estuve enferma en 2º de Bachillerato, me bajó la media y mis opciones para hacer medicina eran Cataluña y País Vasco, zonas en las que el nivel de vida es muy superior a Zamora y que por causas económicas no podía permitirme. Tenía que elegir otra carrera, casi cualquiera, o un módulo, pero ya en septiembre, cuando reaccioné y me di cuenta que me iba a quedar fuera lo único que tenía listas abiertas era TAFAD.

-Y sin saber ni de qué iban los estudios, para allá fue.

-Sí, para allí fui. Me acuerdo de que una amiga me pregunto que qué era eso y yo le contesté que tampoco tenía ni idea.

-¿Cómo fueron esos primeros días de contacto con el ciclo?

-Yo estaba psicológicamente bastante desalentada porque había dejado atrás un sueño que yo pensaba que no podría cumplir nunca, entonces fue agradable sentirte en un grupo humano. Lo que hice fue ponerme las pilas y hacer todo lo posible por estar bien en el módulo y por lograr lo que quería, la verdad es que fue una experiencia muy bonita y muy divertida.

-Una buena experiencia por la que además ha merecido el Premio Nacional de Formación Profesional por las excelentes calificaciones, por cierto, la única alumna de toda Castilla y León que consigue el reconocimiento.

-Sí, saqué un 9,64 de media y es todo un orgullo para mí ser además la única castellanoleonesa en la lista de ganadores del Ministerio de Educación, aunque es mérito también de los profesores que tuve y todo el tiempo que me dedicaron. Un reconocimiento a tan alta escala te deja un poco descolocada, al principio no me lo creía.

-¿No lo esperaba?

-Sinceramente no, porque además de las notas cuenta también el currículum, los idiomas y la experiencia laboral, y a mí esto último no me contaba por haber trabajado sin contrato y nunca pensé que podía conseguirlo. La verdad es que también te cuentan los cursos, y a mí me ha ayudado estar en Cruz Roja desde los 18 años, también el título de socorrista, además de que mi interés por la medicina me ha llevado a hacer cursos de nutrición, transporte sanitario, etc. Todo eso te lo compulsan para sumar méritos.

-La mejor nota que ha pasado por el Centro Integrado de Formación Profesional de la capital y una de las alumnas más recordadas y laureadas.

-La verdad es que es una alegría. Siempre que tu esfuerzo se vea recompensado, es muy gratificante que la gente que tienes alrededor te lo reconozca, eso te ayuda a seguir en la misma línea. De mi paso por el Centro Integrado de FP solo tengo buenas palabras, me han ayudado mucho, les estoy muy agradecida por todo lo que han hecho por mí. Tengo muchos recuerdos, como una excursión en bicicleta a Miranda de Duero, luego allí hicimos piragüismo en el embalse, empezó a llover, nos empapamos de arriba abajo?

-Pasar del módulo de Técnico en Actividades Físicas y Animación Deportiva a la carrera de Medicina, además de atípico no debe ser sencillo.

-Es difícil, sí, pero el denominador común es el trabajo igualmente.

-Afronta ya el segundo año en los estudios de sus sueños, Medicina, ¿Cómo le va?

-Bien, muy bien. Me gusta mucho el trato con la gente, sobre todo las prácticas en urgencias que llevo haciendo dos años, es donde mejor me encuentro, además de en pediatría.

-¿Qué opina su familia de todo lo que ha vivido y hasta dónde ha llegado?

-Me peleé con toda mi familia para hacer Medicina, aunque luego mi madre me animó, además de amigos y Jesús, un profesor que tuve en el instituto. Él y su mujer, Ana, que ahora me da clase en la facultad, ambos me han ayudado mucho y han sido como padres para mí.

-¿El paso por el TAFAD le sirve para aplicar esa animación a una disciplina tan seria como la medicina?

-Sí, sobre todo con los niños, porque les puedes animar mucho con tan solo un «venga campeón súbete a la camilla» o hablarles de su equipo de fútbol, les das conversación y los tienes entretenidos el rato que hablas con ellos y no llorando como suele pasar. En el TAFAD pude acercarme a los niños, aprender cómo animarlos, ilusionarlos, porque son muy agradecidos, cómo les trates es muy importante para ellos. Eres lo que vas viviendo y pasar por el módulo me ha enseñado mucho, sobre todo compañerismo y a tomarme las cosas con más calma.

León, 1989

Aunque leonesa de nacimiento, de pocos meses Beatriz se trasladó con su familia al pequeño municipio sanabrés de Ungilde, donde vivió hasta los seis años. Luego se mudó a la capital y cursó sus estudios en el instituto Claudio Moyano y después en el Centro Integrado de Formación Profesional. Ha colaborado desde los 18 años con Cruz Roja y tiene el título de socorrista. En la actualidad cursa segundo de Medicina en la Universidad de Salamanca y colabora con el departamento de Física en su vertiente de orientación a la radiología y su aplicación en pruebas hospitalarias.