Especialista en estudios de masculinidad

B. Blanco García

Iván Sambade, especialista en estudios de masculinidad, participó en las II Jornadas de Medios de Comunicación y Violencia de Género para aportar su visión sobre el tradicional papel masculino dominante y sus graves consecuencias.

-¿Qué le atrajo para especializarse en estudios de género?

-En segundo de carrera conocí a Alicia Puleo, que impartía la asignatura de Ética Aplicada. Me encantó su forma de explicar y entre los contenidos había algo de teoría de género. A partir de ahí, comencé a conocer más sobre estas cuestiones sobre igualdad que siempre están en el panorama público.

-¿Queda mucho camino para esa igualdad?

-Queda mucho camino, pero además es importante estar siempre atentos, puesto que los retrocesos pueden aparecer constantemente.

-¿A qué tipo de retrocesos se refiere?

-Los retrocesos se dan cuando un grupo social tan amplio como la mitad de la sociedad pierde poder. Esa pérdida da lugar a muchas reacciones, que pueden ser conscientes o inconscientes. En el caso extremo, vemos la lacra social de la violencia de género. Si bien es un hecho que ha existido siempre en las sociedades desiguales, en la actualidad esta violencia hacia las mujeres por parte de los varones se acrecienta en el hecho de que las mujeres se posicionan frente a ellos y empiezan a ser conscientes de sus derechos.

-¿Y a qué se debe esta reacción femenina?

-Porque ya hay políticas sociales que las apoyan y empieza a haber una menor tolerancia hacia los hombres que ejercen esta violencia. Siempre ha existido una cierta tolerancia y complicidad con los agresores, al menos culturalmente.

-¿Es más fácil llegar a esta igualdad en ciudades grandes o en pequeñas como Zamora?

-Habría que analizar cada hecho en concreto, pero determinados estudios señalan que los hombres igualitarios se sitúan fundamentalmente en ciudades grandes.

-¿Y cuál puede ser la razón?

-Está relacionado con una predisposición, pero sobre todo es una consecuencia de las demandas de las mujeres, con tener que compartir la unidad familiar, salarios e hipotecas. Hay una serie de causas que tienen que ver con las infraestructuras del lugar en el que se encuentran y, por otro lado, hay una disposición de las mujeres a actuar de un determinado modo y una demanda a sus compañeros sentimentales. Los que consiguen ser críticos consigo mismos y la sociedad, actúan en este sentido.

-¿Y son muchos los que actúan de esta manera?

-Los informes europeos señalan que son un 5% de la población los hombres efectivamente igualitarios, tanto en el discurso como en la realidad cotidiana.

-A pesar de esta pobre proporción, ¿se percibe un avance?

-Por lo menos, hay un posicionamiento cada vez mayor de los hombres a favor de la igualdad. Creo que España es el país europeo con más grupos de hombres por la igualdad. Han proliferado en los últimos diez años de manera significativa y se posicionan de manera pública contra la violencia a las mujeres y la desigualdad. Es decir, que les dicen a aquellos hombres que sostienen un discurso machista que no son cómplices de sus actuaciones injustas.

-¿La ley contra la violencia de género de 2004 puede haber ayudado a este cambio?

-Entiendo que sí, porque intenta transversalizar la lucha contra el machismo cultural, el sexismo de hecho y los hombres machistas que maltratan a las mujeres.

-¿También es beneficioso que este tipo de violencia haya ganado presencia en los medios?

-Es importante que haya una visibilización de que, efectivamente, sigue siendo un hecho social y lastimoso. Por otro lado, no se debe caer en la victimización generalizada de las mujeres. Ellas son quienes mayoritariamente padecen la violencia de género, pero no son víctimas por naturaleza, por sus condiciones, sino como producto de la perduración de ciertas actitudes sexistas en algunos hombres.

-¿Cómo valora entonces que algún tipo de publicidad todavía recurra a fomentar esos estereotipos sexistas contra los que se está luchando?

-En el caso de la información se ha avanzado gracias a la lucha de muchas profesionales sensibilizadas en cuestiones de género, pero en el discurso audiovisual sigue imperando una representación sexista y androgénica de las identidades sexuales, lo que lleva a una representación desigual entre hombres y mujeres.

-¿Y es complicado que la sociedad se desligue de estas representaciones?

-Es difícil, porque están arraigadas en mitos, prejuicios y creencias culturales como la del amor romántico o la masculinidad heroica. Son ciertos valores que producen por un lado nostalgia y por otro venden.

-¿Cómo se puede cambiar esta mentalidad tan arraigada?

-Lo fundamental es la educación, una que integre la perspectiva crítica de género de un modo transversal. Las políticas de igualdad y de género tienen que implementarse en todos los niveles educativos.

-Un maltratador, que arrastra todo este bagaje cultural llevado al extremo, ¿tiene capacidad para rehabilitarse?

-Existe un debate acerca de esta cuestión y no hay suficiente información para determinar si es posible. Yo diría que es muy difícil, porque las convicciones de los hombres que ejercen violencia contra las mujeres están arraigadas en su identidad, por lo tanto no sólo en su forma de pensar, también en su forma de sentir y actuar. Sería cambiar el sentido de la vida de esas personas. Por otro lado, parece ser que aquellos que llegan a ser conscientes de la injusticia de sus acciones y quieren cambiar, se producen ciertos cambios favorables, lo que no significa que haya una rehabilitación total.

-¿Cómo es posible que algunos jóvenes mantengan estas desigualdades de género?

-Probablemente es porque las políticas de igualdad no se han implementado lo suficiente en la educación. Si se sigue desarrollando estas conductas desiguales es porque no tienen modelos igualitarios en sus vidas cotidianas, siguen percibiendo modelos desiguales en los medios y, prevalece un código sexista de valores sociales y la ficción de que la igualdad ya está lograda.

Palencia, 1980

Licenciado en Filosofía por la Universidad de Valladolid, este joven especialista en estudios de la masculinidad en la actualidad está desarrollando la tesis doctoral de su carrera. Es miembro de la cátedra de Estudios de Género de la Universidad de Valladolid, donde también imparte clases en el módulo de «La violencia de género como problema social». Además, es presidente y cofundador junto con el profesor Miguel Ángel Arconada de la asociación de hombres por la igualdad «Codo a codo» de Palencia, una de las pocas que existe en Castilla y León. También ejerce de investigador en otros proyectos sobre estudios de la masculinidad y ha publicado varios estudios sobre este tema.