Y de un salto, los alumnos entran de lleno en Alicia en el país de las maravillas. Y es que la creatividad se puede aprender, así que en su busca han ido los alumnos de la Escuela de Artes y Superior de Diseño de la capital, que han participado en una jornada «workshop» para aprender a potenciar y dirigir su capacidad de crear. «Este tipo de actividades les rompen los esquemas, porque piensan que las ideas surgen de manera espontánea sin ningún trabajo, o que si no eres capaz de tener ideas espontáneas no eres válido. Así que ver que se puede aprender a ser creativo les está haciendo interiorizar en ellos mismos, y darse cuenta de que todo forma parte de un proceso de trabajo, porque innato solo le surge a uno de cada millón», explica una de las coordinadoras de la jornada, Amparo Fernández.

Un total de 27 estudiantes de primero de grado y segundo y tercero de Estudios Superiores de Diseño de Interiores han entrado con fuerza en el lado derecho del cerebro, «el de las emociones y la creatividad», según les concretó el consultor de innovación que tuvieron los alumnos como maestro de lujo, el experto en multinacionales Chema San Segundo.

«Me hace mucha ilusión trabajar con ellos, están muy motivados, les gusta el trabajo que están haciendo en la Escuela y además están tocando este tema de una manera mucho más anticipada que muchos directivos de empresas, que no han recibido información al respecto», señala San Segundo, que echa en falta más interés por la creatividad en el mundo de los negocios, «los empresarios tienen una formación mucho más racional, pero muchas más dificultades para abordar procesos de creación y de innovación. Estas personas creativas son muy positivas para la sociedad», les asegura el consultor a los futuros artistas.

La intención de los profesores de la Escuela de Artes es «ir con la formación más allá de lo que se da en clase, que escuchen a personas versadas en materias diversas para que amplíen sus conocimientos y su saber trabajar para la vida profesional», comenta Fernández, que se alegra especialmente de trabajar con el perfil de alumnos que cursa estudios artísticos en la capital, «son muy participativos, cualquier cosa que les propongas que rompa un poco la rutina que tenemos todos los días en las clases los motiva mucho. El enfado ha sido que no podían participar los más de 50 alumnos que tenemos en todos los estudios superiores y el grado», asegura la docente.

La clave, explica San Segundo a los alumnos, «siempre está en que conozcas cómo funciona tu máquina, tu hardware, para luego poder sacar cosas positivas. Aquí les enseñamos la pista, como funciona el cerebro y el flujo de la información dentro de nosotros. Luego ya hay que trabajarlo día a día, como andar y respirar».

Las técnicas aprendidas no son solo para futuros artistas, «sino para todo aquel que quiera hacer algo en la vida», indica el experto en consultoría, así que, a ser menos racionales y más emocionales se ha dicho.