Francisco Ferriol, Gregorio Pérez Arribas, Antonio García Sánchez-Blanco o Segundo Viloria, este último, zamorano. Sus nombres encarnan el significado más profundo del modernismo en la ciudad y sus obras han marcado el sello de toda una corriente de renovación artística desarrollada a finales del siglo XIX y principios del XX. Zamora rendirá mañana homenaje a esta generación de artistas a través de actividades que servirán, a su vez, para promocionar el rico patrimonio modernista zamorano. Prueba de este valor lo confirma la adhesión de la ciudad a la Ruta Europea del Modernismo desde marzo de 2009. Los máximos responsables de este itinerario participarán mañana en este homenaje que implica una visita guiada por las edificaciones modernistas ubicadas en el casco histórico.

El itinerario, que estará abierto a todos los zamoranos, partirá a las 11.30 horas de los soportales de la Plaza Mayor y contempla el descubrimiento de una placa conmemorativa de la adhesión de Zamora a la Ruta Europea del Modernismo. La insignia quedará instalada en la plaza de Sagasta, una de las más representativas del modernismo zamorano.

La ciudad cuenta con una veintena de edificios de este estilo arquitectónico a los que se suman otras tantas edificaciones que constituyen magníficos ejemplos de la arquitectura del hierro, neomedievalista o ecléctica. La mayoría de estas obras de arte se construyeron a principios del siglo pasado al coincidir con una época de expansión de la ciudad propiciada por el desarrollo de la industria harinera y por la presencia de una generación de arquitectos innovadores y con talento.

El homenaje se centrará en la figura del arquitecto Francisco Ferriol, el verdadero artífice de la introducción del modernismo en Zamora. El profesional diseñó los antiguos laboratorios municipales anejos a los jardines del Castillo por lo que se incorporará una inscripción que se ubicará en la zona para dar al espacio el nombre del arquitecto. Ferriol se afincó en Zamora como arquitecto municipal en el año 1907 y hasta su partida, nueve años después, proyectó un buen número de inmuebles modernistas. La vistosidad de estos edificios debió impactar mucho a los zamoranos de entonces y a algunos de sus colegas de profesión, entre ellos, a Gregorio Pérez Arribas, quien a partir de ese momento diseñó edificios de esta tendencia en sus formas y dibujos.

Las obras de Ferriol tienen una estrecha relación con una parte del modernismo catalán, marcado por la verticalidad y un rico repertorio en motivos vegetales y florales. El edificio «Jarama», en la Puerta de la Feria, es un ejemplo de esta fórmula ornamental. En algunos casos las decoraciones se potencian con policromía, caso de la Casa de Norberto Macho, en la plaza de Sagasta. La casa de Crisanto Aguiar, en la plaza del Mercado, o la casa Matilla, en Santa Clara, constituyen ejemplos de la influencia de Gaudí y su tendencia a introducir remates ondulantes en los ejes de los vanos. Lo mismo ocurre en la casa de Juan Gato, en la confluencia de las calles Nicasio Gallego y Ramón Álvarez. Joyas de la arquitectura que mañana tendrán su merecido homenaje.