Juan Ruiz de la Torre intervino ayer en las Jornadas Medioambientales de Otoño organizadas por la Fundación Científica Caja Rural de Zamora en el Colegio Universitario.

-Se criticó mucho, y se sigue haciendo, la política de repoblaciones forestales que se hizo en España durante el pasado siglo.

-Fue una equivocación. Lo que se estaba haciendo era un trabajo previsto en dos fases. Una primera era poner las plantas que se pueden colocar en terreno descubierto, donde no hay protección, ni disponibilidad de agua, porque corre libremente, no hay suelo, hay viento, hay unas condiciones muy malas de pendientes... Una serie de condicionantes que requerían poner una especie que requiera poca agua, poco alimento, que aguante la insolación en las primeras edades, y esto son los pinos. Y lo que estaba previsto es, después de 50 años de realizada esa labor, introducir las frondosas, que son especies de sombra.

-¿Qué significa especies de sombra?

-Hay especies de luz y de sombra. De luz es la que tolera y necesita insolación directa desde la primera edad. Y la de sombra la tolera y necesita desde la primera edad, sólo hay que meterlas debajo de las otras.

-Pero sólo se hizo la primera fase ¿Por qué?

-Porque cuando iba a empezar la segunda fase es cuando empezó la guerra contra la repoblación por parte de personas que no conocían el problema. Criticaban que se habían puesto pinos y tenían que llevar la contraria por otras razones, políticas o las que fueran. La segunda fase se abortó sin empezar, y en los sitios donde no se ha tocado el bosque, la está haciendo la propia naturaleza por su cuenta, que tiene capacidad para hacerla.

-¿Cómo están nuestros bosques?

-En los medios de comunicación se tiende a señalar los aspectos negativos de todo, los malos, las cuestiones telúricas, que se diría en otras partes. Pero yo creo que la mayor parte de la gente es buena, sensata, razonable, funciona con arreglo a los dictados de la razón, lo que no quiere decir que sean los que más influyan en la política sobre la naturaleza. En los últimos 50 años ha aumentado el conocimiento de la naturaleza, y como se ama lo que se conoce, ha aumentado el amor a ella, aunque haya aún quien actúe con desprecio de lo natural.

-¿El estado de los bosques ha mejorado o empeorado?

-En conjunto yo creo que es mejor, porque al irse la población del campo y concentrarse en las ciudades, se ha perdido la ganadería extensiva y no hay presión sobre el monte. Es una pérdida cultural y de producto. El cocinado, calefacción, etcétera, se hace con electricidad o combustibles fósiles y no hay que sacar ni leña, ni carbón, ni ramajes del monte, porque no hay quien lo consuma. El aspecto negativo es que se cierra la vegetación, las ramas que mueren se quedan en pie y el porcentaje de madera muerta es cada vez mayor. Entonces tenemos una masa fácilmente combustible cada vez más densa y extensa y el peligro de incendio es cada vez mayor. Pero en cambio el bosque va aumentando y superficies que eran agrícolas de baja producción, pastizales o matorrales que se han abandonado eso se va colonizando. Se van formando matorrales, en los que crecen especies arbóreas que traen el viento, los pájaros u otros animales. Un ejemplo es el Monte Irago, en León. Las laderas se repoblaron con pino silvestre y ahora hay otras cuatro especies de frondosas intercaladas.

-Que ha traído la naturaleza.

-Sin que el hombre tenga que molestarse. Ahora tenemos un bosque mixto, y con el tiempo las frondosas quitarán la luz necesaria para que se reproduzcan los pinos y llegaremos a una fraga natural, en relativamente poco tiempo. Porque estas evoluciones son mucho más rápidas de lo que pensamos. Cuando se habla de árboles milenarios en realidad son centenarios, cuando se habla de centenarios tienen varias décadas. ¿Ha oído hablar de los dragos milenarios de Canarias?. Un drago con 25 años ya parece que es centenario.

-Usted hizo un mapa forestal de España.

-El último clásico, hecho pateando el terreno y con representación de cerca de 300 especies distintas. Ahora con los medios automáticos se puede hacer más rápido, pero no permiten distinguir las especies. Yo lo hice entre 1985 y 2000, prácticamente. Bueno, pues en la provincia de Segovia, el área de sabinas albares, consideradas como árboles a partir de los cinco o seis metros, se han multiplicado por cuatro.

Córdoba, 1927

Juan Ruiz de la Torre nació en Córdoba, aunque descendiente de una familia de la Alpujarra granadina. Su formación es de ingeniero de montes y ha sido profesor y profesor emérito de botánica de la Universidad Politécnica de Madrid desde 1968 hasta 2004. Es autor del último de los mapas forestales «hecho pateando el terreno», elaborado entre los años 1985 y 2000 y una persona que tiene una amplia visión de lo que ha sido la política forestal española desde el siglo pasado hasta nuestros días.