Los premios de la Fundación Científica Caja Rural volvieron a reunir, un año más, a personajes de la vida social, económica y política de Zamora, quienes, en el marco del recinto ferial de Ifeza, aplaudieron a los galardonados en las distintas categorías: Zamorano del Año, Excelencia, Valores Humanos, Cultura y Agroambiental, estos dos últimos como novedades de la presente edición.

El acto, presentado por el presidente de las Cortes de Castilla y León, José Manuel Fernández Santiago, comenzó con los discursos del presidente del patronato de la Fundación Científica Caja Rural, Manuel Ballesteros, y el director general de Caja Rural, Cipriano García, para continuar con la presentación de los galardonados a cargo del director de la fundación, José Miguel Diego, quien aseguró que todos los premiados «han sabido dar ejemplo con su ejemplaridad».

Protagonista

El gran protagonista de la noche, a su pesar, fue el empresario Manuel Vidal, presidente de la Cámara de Comercio de Zamora, quien recogía el premio de Zamorano del Año. Minutos antes de comenzar su discurso, reconocía la gran alegría que le había supuesto el enterarse de que era merecedor de este premio aunque, con modestia, aseguraba que «quizá yo sea el menos indicado para esta distinción, porque sé que hay muchos otros que lo merecen mucho más».

No es la primera vez que Vidal es reconocido en su propia tierra, ya que posee la distinción de Empresario del Año, otorgada por la CEOE-Cepyme y el Cecale de Oro, entre otros. Antes de recibir este, por el momento, último premio, el presidente de la Cámara de Comercio de Zamora quiso acordarse no sólo de todos sus compañeros de esta entidad y los trabajadores de sus empresas, sino, de forma especial, de su familia, «de mi mujer, de mis hijos y de mi madre. Son todos ellos quienes están ahí siempre, en los buenos y en los malos momentos. Y más ahora que nunca, en esta situación de crisis que vivimos, que ya no sólo afecta a los empresarios, sino a todos los ciudadanos», recordó.

Una de las razones dadas por el jurado de la Fundación Científica Caja Rural para otorgar el premio de Zamorano del Año a Manuel Vidal ha sido su buen hacer «a la hora de incorporar la innovación a su extensa labor e iniciativas empresariales e institucionales», en las que siempre ha estado presente su tierra. «Siempre me ha gustado estar involucrado con Zamora», reconocía,«incluso ahora, como miembro del comité ejecutivo del Consejo Superior de Cámaras de Comercio en Madrid. Siempre he intentado atraer empresas para la provincia, aunque no lo he logrado en todas las ocasiones», reconocía.

En su discurso, el único de los premiados que tuvo la palabra aprovechó para felicitar a sus compañeros y lanzar un mensaje de esperanza en estos tiempos de crisis, de la que «se puede salir con el trabajo conjunto de todos nosotros».

Emotivo fue el premio a la Cultura, entregado a título póstumo al escultor zamorano Ramón Abrantes, que fue recogido por su sobrina María Victoria Abrantes.Fallecido en 2006, el artista sigue estando muy presente entre los zamoranos. Prueba de ello fue la larga ovación que recibió al subir a recoger el premio su familiar, quien se manifestó «agradecida» y recordó que se trataba del primer reconocimiento que recibía su tío tras su muerte. «Espero que, a partir de ahora, este premio signifique el inicio de más homenajes de aquí en adelante».

Profeta en su tierra

El premio a la Excelencia fue para el periodista nacido en Gema del Vino Agustín Remesal, quien se mostró «orgulloso» de recibir este galardón en su ciudad natal y se sintió agradecido de «ser profeta en mi tierra.La gente acude a mí constantemente, no sólo para recibir premios y siempre he intentado todo lo posible para intentar que Zamora se mueva un poco», reconoció.

El periodista , cuyo último trabajo para Televisión Española fue en la corresponsalía de Jerusalén, indicó que haber viajado tanto le hacía «ser más humilde y realista cada vez que venía a mi tierra.Estar en Zamora es regresar a una realidad más inmediata y a los valores que me inculcaron de niño»

Otra de las novedades de esta edición, el premio Agroambiental, fue a parar a la Asociación Forestal de Zamora, presidida por Amelia Ramos, «por su defensa de la biodiversidad y los valores medioambientales», según el jurado. La fundadora de la entidad aseguró que «este premio es un acicate para seguir trabajando como hasta ahora».

El premio a los Valores Humanos recaía en Unicef Zamora, que fue recogido por Carmen Ferreras, muy orgullosa por el reconocimiento que se le hacía a la ONG que ella preside en la capital, y muy bien acompañada, ya que recibió el premio de la mano de Juan Antonio Corbalán, embajador de Unicef.

«Es una satisfacción enorme y, sobre todo, un gran incentivo para seguir trabajando por la infancia y por continuar con la meta de conseguir los ocho objetivos del Milenio». Ferreras aseguraba que con este galardón «se ve que Unicef está yendo por el buen camino», al tiempo que equiparó la distinción de Caja Rural con premios recibidos por la asociación de la categoría del Nobel de la Paz o el reciente Príncipe de Asturias de la Concordia.

La presidenta de Unicef Zamora dedicó el premio «a todas aquellas personas que hace posible que sigamos adelante» y abogó por seguir ayudando a la ONG desde Zamora con las iniciativas culturales, deportivas, de sensibilización y recaudación que desarrollan «y que son todo un espaldarazo para luchar por los derechos humanos, con especial incidencia en los jóvenes, niños y mujeres», enumeró.

Los discursos finalizaron con las palabras de Fernández Santiago, quien habló de su amor por Zamora y de los valores de los premiados.

La guinda musical de la celebración la puso la Banda de Música de Zamora, con sorpresa incluida, pues, junto con pasodobles y sinfonías flamencas, se interpretó la pieza del músico toresano David Rivas «Historia de una dama. Música para una reina», inspiración que le sirvió al artista Carlos Adeva García para pintar el rostro de la reina Juana la Loca.

Tras la música, todos los invitados disfrutaron de un vino español para finalizar la velada.