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En su discurso, el único de los premiados que tuvo la palabra aprovechó para felicitar a sus compañeros y lanzar un mensaje de esperanza en estos tiempos de crisis, de la que «se puede salir con el trabajo conjunto de todos nosotros».

Emotivo fue el premio a la Cultura, entregado a título póstumo al escultor zamorano Ramón Abrantes, que fue recogido por su sobrina María Victoria Abrantes. Fallecido en 2006, el artista sigue estando muy presente entre los zamoranos. Prueba de ello fue la larga ovación que recibió al subir a recoger el premio su familiar, quien se manifestó «agradecida» y recordó que se trataba del primer reconocimiento que recibía su tío tras su muerte. «Espero que, a partir de ahora, este premio signifique el inicio de más homenajes de aquí en adelante».

El premio a la Excelencia fue para el periodista nacido en Gema del Vino Agustín Remesal, quien se mostró «orgulloso» de recibir este galardón en su ciudad natal y se sintió agradecido de «ser profeta en mi tierra. La gente acude a mí constantemente, no sólo para recibir premios y siempre he intentado todo lo posible para intentar que Zamora se mueva un poco», reconoció.

El periodista , cuyo último trabajo para Televisión Española fue en la corresponsalía de Jerusalén, indicó que haber viajado tanto le hacía «ser más humilde y realista cada vez que venía a mi tierra. Estar en Zamora es regresar a una realidad más inmediata y a los valores que me inculcaron de niño»

Otra de las novedades de esta edición, el premio Agroambiental, fue a parar a la Asociación Forestal de Zamora, presidida por Amelia Ramos, «por su defensa de la biodiversidad y los valores medioambientales», según el jurado. La fundadora de la entidad aseguró que «este premio es un acicate para seguir trabajando como hasta ahora».

El premio a los Valores Humanos recaía en Unicef Zamora, que fue recogido por Carmen Ferreras, muy orgullosa por el reconocimiento que se le hacía a la ONG que ella preside en la capital, y muy bien acompañada, ya que recibió el premio de la mano de Juan Antonio Corbalán, embajador de Unicef.

«Es una satisfacción enorme y, sobre todo, un gran incentivo para seguir trabajando por la infancia y por continuar con la meta de conseguir los ocho objetivos del Milenio». Ferreras aseguraba que con este galardón «se ve que Unicef está yendo por el buen camino», al tiempo que equiparó la distinción de Caja Rural con premios recibidos por la asociación de la categoría del Nobel de la Paz o el reciente Príncipe de Asturias de la Concordia.

La presidenta de Unicef Zamora dedicó el premio «a todas aquellas personas que hace posible que sigamos adelante» y abogó por seguir ayudando a la ONG desde Zamora con las iniciativas culturales, deportivas, de sensibilización y recaudación que desarrollan «y que son todo un espaldarazo para luchar por los derechos humanos, con especial incidencia en los jóvenes, niños y mujeres», enumeró.

Los discursos finalizaron con las palabras de Fernández Santiago, quien habló de su amor por Zamora y de los valores de los premiados.

La guinda musical de la celebración la puso la Banda de Música de Zamora, con sorpresa incluida, pues, junto con pasodobles y sinfonías flamencas, se interpretó la pieza del músico toresano David Rivas «Historia de una dama. Música para una reina», inspiración que le sirvió al artista Carlos Adeva García para pintar el rostro de la reina Juana la Loca.

Tras la música, todos los invitados disfrutaron de un vino español para finalizar la velada.