Malvasía, Garnacha, Tinta de Toro y Verdejo. Las cuatro variedades de uva utilizadas para elaborar los vinos de la Denominación de Origen Toro se van a quedar cortas frente a las más de 200 variedades que podrán conocer en el jardín ampelográfico que Bodegas Valbusenda está poniendo en marcha de cara al nuevo curso escolar. La ampelografía es la ciencia que estudia las distintas variedades de la vid, así como el conocimiento de los diferentes modos de cultivarlas, de ahí el nombre del jardín que estos días está recibiendo los últimos retoques antes de la llegada de los primeros estudiantes, prevista para el próximo mes de octubre.

La iniciativa de organizar actividades para niños en torno al mundo del vino surgió de un intercambio de ideas entre la Diputación, los Ayuntamientos de Toro y Zamora, la Fundación Caja Rural y la propia bodega, que creyeron positivo «que los más pequeños se vayan familiarizando con el mundo del vino, un sector al alza y con muchas posibilidades», señala el gerente de la bodega, Mateo García.

El jardín en concreto es idea y obra del enólogo de la empresa, Mauri Segovia, que «pensó que la mejor forma de que niños y mayores entiendan y se introduzcan en el mundillo es que vean ellos mismos las distintas variedades de todo el mundo. Existía esa posibilidad y la aprovechamos», señala el gerente de Valbusenda. Porque no solo de Zamora o de Castilla y León, sino de todo el mundo se pueden encontrar tipo distintos de uva en el jardín vitícola de la bodega, unas plantas a las que no les ha costado mucho adaptarse al clima de la meseta castellana, «son variedades igual que las demás, y que además se han adaptado muy bien. En un año han crecido bastante y no necesitan especiales cuidados, pueden tener alguna enfermedad como las autóctonas, pero no se ha dado el caso», señala Mateo García.

Los alumnos, procedentes, «en principio de Zamora y provincia, aunque nos extenderemos a toda la región, y luego a cualquier otra petición de centros educativos que recibamos», podrán visitar a pie de viña las diferencias entre las distintas variedades, «distinciones que normalmente solo se pueden verificar por la hoja de la planta, ya que la uva es similar a la vista», explica el responsable de la empresa bodeguera. Las uvas «extranjeras», no servirán para hacer vino, pero sí será aprovechadas para investigaciones de la Estación Enológica de Castilla y León, donde irá a parar parte de la producción, para que se hagan pruebas de comparación de variedades.

La cultura del vino, del buen vino, y de todo lo que conlleva su fabricación, será una de las asignaturas para los escolares de toda la región, que ya no dudarán si alguien les pregunta «¿sabes de dónde viene el vino?».