«Deseo presentar la obra cervantina tal y como su autor hubiera querido publicarla». Así de taxativo se muestra Leandro Rodríguez, que dirige la publicación de «Don Quijote de la Mancha» que vuelve a ser reeditado por Semuret.

En este volumen el profesor, que desde hace más de medio siglo ahonda en la obra cumbre de la literatura española, ha comparado por primera vez las tres ediciones del Quijote. En la labor halló la colaboración de la Fundación Martin Bodmer que le facilitó el acceso a un texto que «inicialmente pensaban que era de la primera edición del texto de Cervantes y que, finalmente, resultó que correspondía a la segunda», recuerda.

El experto indica que «El ingenioso hidalgo» se publicó por primera vez en el 1605 y que en abril del mismo año salió una segunda edición «con correcciones realizadas por el propio Cervantes», asegura Rodríguez quien tiene claro que las modificaciones de la tercera edición «también las efectuó el propio Miguel de Cervantes».

Entre los cambios efectuados, el profesor alude a que «en la mayoría de los casos se trata de palabras, aunque en algunas ocasiones incluso varía hasta 14 líneas». «En la primera parte dice que "las obras salvan" y luego en la segunda figura "la Gracia es la que salva"», ejemplifica. Además, Rodríguez precisa que «Cervantes muchas veces no pone puntos ni comas, pero no es necesario corregir ninguna palabra de El Quijote para que la frase sea clara». «Sólo he puntuado el texto, no he variado ni una palabra», corrobora.

Las variaciones no afectan a las salidas, sobre las que Rodríguez defiende: «las concordancias nos obligan a revisar la creencia de un Quijote manchego» y señala que Miguel de Cervantes «era judío puesto que el apelativo "De La Mancha" no se refería al origen de la persona, sino a su condición de "manchado", como se decía de los judíos a los que se consideraba que no habían sido liberados del pecado original».

Para el experto «la primera y segunda salidas se desarrollaron sólo en Sanabria, comenzando el camino en Cervantes», de donde partió también en la tercera aventura. El teólogo y profesor de Derecho Europeo en la Universidad de Ginebra ha profundizado en las relaciones entre personajes de la época, entre ellos, el duque de Benavente y resalta «el pensamiento judío y universal» que aparece en los personajes de la obra.

El estudioso del Quijote identifica 60 palabras de uso característico en Cervantes y en Sanabria.

Vínculos con el noroeste

Leandro Rodríguez ha estudiado la relación del duque de Benavente con los Zúñigas y el duque de Béjar, a quien Cervantes dedicó la primera parte del Quijote. Además, una de las Zúñigas era marquesa de La Bañeza, que «está al otro lado de Cervantes», expresa el escritor.