El comercio justo es una forma de entender las relaciones comerciales bajo el respeto de los derechos humanos. Este sistema garantiza que las mercancías no son elaboradas por menores de edad, que se respeta la igualdad en el salario entre hombres y mujeres y se busca la «dignificación» de la profesión de los productores.

Desde hace más de tres años, Zamora cuenta con una tienda en donde todos los productos se venden bajo el sello de comercio justo. La demanda ha crecido considerablemente desde que el comercio se abrió en la capital.

Para la propietaria de la tienda Rosa Encinas, consumir estas mercancías es «una filosofía de vida» debido a que son producidas un grupo de personas que están comprometidas con los problemas que hay en la sociedad de nuestro tiempo.

En la tienda se puede encontrar una gran variedad de cafés, chocolates, tés, galletas, arroces, entre otros alimentos. El precio es un poco más elevado que en las tiendas convencionales, «pero es debido a que todos los productos tienen el sello que garantiza que el productor va a percibir unos honorarios justos, con unos pocos de céntimos estamos contribuyendo a un mundo más justo, en cuanto a las relaciones comerciales», explica Rosa Encinas.

Por eso recomiendan a las personas que se acercan a una tienda, donde adquirir productos del comercio justo, que se planten dos sencillas cuestiones, la primera ¿de que está fabricado? y por último ¿cuál es el origen?

Uno de los grandes errores que tiene las personas cuando se acercan a este tipo de tiendas es que confunden el comercio justo con la solidaridad, limosna o caridad y lo que se pretende es que se establezcan relaciones comerciales más justas, pero no sólo con los países del sur, también con los productores locales. «Tenemos previsto introducir productos que estén fabricados por productores zamoranos como son mermelada y miel», apunta Rosa Encinas.

Las ventas durante los últimos meses se han visto afectadas por la crisis económica, como ha ocurrido en muchos negocios, pero una de las principales características es que las personas que compran estos productos son muy fieles.

Con estas medidas, que poco a poco van ganando terreno se pretende concienciar a las personas de que «se puede convivir en un mundo más justo en donde los trabajadores reciban un salario digno, que se respeten los derechos humanos o que los niños no realicen otra labor que no sea estudiar y jugar».