No sólo persigue favorecer la integración social y laboral de los inmigrantes residentes en Zamora, y fomentar una mejora en la convivencia entre las distintas nacionalidades que conforman ese colectivo, y con los españoles. La nueva Asociación Intercultural «Primas del Mundo», de reciente creación en la capital por extranjeros y españoles, ofrece desde el asesoramiento educativo a niños y adultos para aprender español; psicológico para facilitar la adaptación de los inmigrantes; al jurídico y laboral.

Sus integrantes pondrán todo su ahínco en «crear programas de igualdad de oportunidades de las personas y de desarrollo integral de la mujer», explica su presidenta, la maestra y mediadora social Lucica Loliceru, de nacionalidad rumana. Buscarán la «colaboración con colectivos y asociaciones de la provincia».

«Primas del Mundo», abierta a españoles y extranjeros, pondrá en marcha acciones, con el español como elemento de cooperación, para difundir la tradición y costumbres de los distintos países, profundizar en el «desarrollo intercultural». Loliceru lo tiene claro, «los incidentes que se producen -los conflictos sociales- tienen su origen en el desconocimiento mutuo». Esta rumana sabe bien lo que implica ser víctima de estereotipos que «estigmatizan» a quienes proceden de su país, en su inmensa mayoría, con el único objetivo de «encontrar un trabajo». «Nos disgusta que se nos relacione con la delincuencia, la información que se da sobre los rumanos nos está perjudicando, la realidad es diferente. Yo no tengo porqué pagar por los que no se comportan bien». La respuesta ilustra a la perfección su opinión sobre políticas indiscriminadas contra extranjeros de algunos países de la UE, una práctica que confía en que España no aplique: «Aquí las leyes son mucho más avanzadas. És de los países más abiertos de Europa, creo que en ésto influye el que haya tenido emigrantes, los españoles saben lo significa eso».

La Asociación tiene en «cartera» «el intercambio cultural de estudiantes entre países», un elemento esencial para comprender al diferente y armonizar la convivencia diaria, agrega el secretario, el abogado peruano Arturo Hirakawa. El desarrollo de «actividades especiales para la inclusión social con actos de integración» ayudará, a su juicio, con la promoción de traductores y mediadores sociales en instituciones, a que el inmigrante sea uno más en la sociedad. Esperan ayudar a «derribar barreras» culturales, e insiste Loliceru en que «nos gusta integrarnos y contribuir a la mejora de este país».

La joven marroquí Fatiha Addou, de la Directiva, conoce muy bien las consecuencias de esos estereotipos, buen ejemplo es la polémica sobre el uso del pañuelo por mujeres musulmanas. «Yo intento ayudar desde la Asociación a los árabes a aprender español, a conocer las tradiciones y cultura de aquí y a respetar las leyes españolas. Lo más importante es convivir. En nuestro caso la integración es más difícil, pero se conseguirá». Explica que «si para trabajar exigen que no lleves el pañuelo, hay que quitárselo, hay que adaptarse», lo que no impide que «en mi actividad privada, me lo ponga porque así lo decido». El vicepresidente, el español Julio Ramos, cree que «los rechazos sociales, absurdos», contra los que lucha su Asociación, «suelen estar provocados por intereses políticos». En el «conocimiento del otro» está la clave para combatirlos, «a mí me gusta la diversidad cultural porque las personas somos iguales vengamos de donde vengamos».