Las emociones fuertes han sido y son el pasatiempo favorito de los miembros de «Aivepa», la Asociación de Veteranos Paracaidistas de España. Lejos ya del tiempo en que saltar de un avión era su forma de ganarse la vida, estos profesionales del aire han decidido iniciar una nueva aventura, esta vez con Zamora como punto de partida.

Once personas, con los estandartes de la asociación y su bandera de España a buen recaudo, han comenzado en la capital el Camino de Santiago, para conmemorar así el año Xacobeo 2010.

La salida, prevista desde Zamora para todos los socios, «se ha decidido así con motivo de que aquellos que se desplacen desde cualquier sitio de España le vengan bien», sostienen los asociados desde su página web. De todos modos, la disponibilidad de cada uno para dedicar unos días a completar la Ruta o las condiciones físicas de cada socio, hacen que la actividad se haya organizado de forma abierta y libre para todos aquellos que se animen, mochila al hombro, a completar el Camino con más tradición. «Habrá quien pueda realizar todos los días marcados de este evento y otros no, bien por su disponibilidad de tiempo o bien por sus facultades físicas. Así que los que se incorporen más tarde en diferentes puntos, se tendrán que ir apuntando y comentando el día y el lugar de la incorporación, para concretar puntos estratégicos donde localizarnos en el Camino y no demorar la marcha», explican los paracaidistas.

17 días les quedan por delante a estos aventureros, que hoy completarán la segunda etapa de su Ruta, desde Montamarta a la Granja de Moreruela, donde se detendrán a contemplar las impresionantes ruinas del monasterio cisterciense de la localidad, donde los peregrinos terminarán su segunda jornada. Por Zamora estarán aún dos días más, completando las etapas desde la Granja de Moreruela a Benavente, y desde la ciudad benaventana hasta Alija del Infantado.

Los diez hombres y la mujer que ayer partieron de Zamora con la vista puesta en la Plaza del Obradoiro de Santiago de Compostela, completarán su ruta, a la que se le irán uniendo miembros de «Aivepa», y muchos otros peregrinos del camino que, como ellos, tendrán muchas anécdotas que contar e historias que compartir. Las suyas, por el aire, no pasarán desapercibidas a lo largo del Camino.