Cuentos como «La bella durmiente», «Blancanieves» o «La cenicienta» estarían a punto de ser jubilados de las aulas escolares ya que, según afirma una campaña del Ministerio de Igualdad, el Instituto de la Mujer y la Federación de Enseñanza UGT, esas historias infantiles están «llenas de estereotipos» y colocan a la mujer en «una situación pasiva» con respecto a los protagonistas masculinos. Lo que se intenta con la campaña «Educando en Igualdad» es la construcción de valores en igualdad entre mujeres y hombres y la prevención de la violencia machista y por ello propone en sus manuales que los educadores no recurran a historias clásicas como las citadas anteriormente y opten más bien por buscar cuentos no sexistas.

Las opiniones a favor y en contra de esta polémica iniciativa no se han hecho esperar.

Fernando Martos, educador y Animador a la Lectura para el Centro Coordinador de Bibliotecas, sostiene que lo que debería de hacerse es recuperar los cuentos tradicionales que se han olvidado. «Walt Disney versionó malintencionadamente muchos cuentos y es esa la versión que se ha popularizado pero no es la auténtica. Por eso lo que debe buscarse es que a los niños llegue la versión más antigua, donde los valores no estén manipulados y los símbolos son equitativos para el hombre y la mujer». Según su opinión los pequeños que han crecido escuchando los cuentos de Walt Disney «han vivido una infancia manipulada» y de ahí la importancia de la recuperación en los colegios de los cuentos tradicionales. «Tal vez la ministra Aído no sabe que hay cuentos españoles tradicionales como "El príncipe durmiente" en el que el personaje femenino es el que tiene que pasar por una serie de peripecias para despertar al personaje masculino. Y es que estas historias tradicionales eran contadas por las mujeres e incluyen un concepto social del matriarcado».

Para Luis González, presidente de la Asociación de Libreros de Zamora culpar a los cuentos de fomentar la desigualdad y el machismo es «una salvajada» por que el cuento tiene un «significado mágico» para los niños y «ellos no entienden ni tienen porqué distinguir si es un cuento sexista o no, simplemente les gusta o no les gusta. Los niños de muchas generaciones se han criado escuchando estos cuentos y no han sufrido ningún trauma». Además, González va más allá y comenta que «si ahora mismo el Ministerio de Cultura interviene en la educación para determinar los cuentos deben leerse en el colegio y los que no, no se leería nada más que la guía telefónica porque en casi todos los cuentos se puede encontrar algún detalle para tacharlo de sexista, o de violento. Los políticos deben dedicarse a la política y que en la cultura no intervengan».

Para él los cuentos de Disney pueden convivir perfectamente con otros más modernos con una trama más acorde a los tiempos actuales. «Así como en los institutos se leen los clásicos de la literatura universal y los clásicos españoles pero también literatura actual, en los colegios también pueden leerse todo tipo de cuentos. La cultura permite esa convivencia y eso es lo normal. Lo que no puede permitirse es que una ministra determine que hay cuentos que no se pueden leer o que se deben retirar de las escuelas».

En esa misma línea se expresa María Monteso, directora de Infantil y Primaria del colegio «Corazón de María» quien sostiene que «los cuentos se tienen que ver con ojos de niños. Ellos no se plantean si Blancanieves barre o friega o que si trabaja para los enanitos». También explica que los cuentos a los que se refiere la campaña «Educando en Igualdad» son contados más por los abuelos que en el propio colegio pero que «conviven en armonía» con otros de temática «más moderna» que si se escuchan en las aulas.

La educadora también afirma que las iniciativas para educar en igualdad no son nuevas en las escuelas y que si una niña dice que de mayor quiere ser enfermera o ama de casa mientras que un niño sostiene que quiere ser abogado o policía no depende de lo que aprenda en el colegio sino de los modelos que ven en su realidad cotidiana. «Los niños imitan a los adultos y si el padre de un niño es policía el también querrá serlo y si la madre de una menor es maestra lo más probable es que ella también lo sea. El que le cuentes o no a un niño la historia de Blancanieves no significa que cuando sea mayor elija una determinada profesión u otra». Además, María Monteso afirma que «este tipo de polémicas lo único que hacen es distraer la atención que debería centrarse en otros temas, es una manera de buscar excusas para no hablar de lo realmente importante como puede ser la calidad de la educación o de que forma aportar más a la educación ya que la base del futuro es la educación del presente».

Por su parte, Braulio Llamero, periodista y escritor de libros infantiles afirma «que no se puede implantar una dictadura de lo políticamente correcto porque se acabaría con la creatividad y menos aún con efecto retroactivo. Comprendo que se intente que los escritores escribamos de una forma menos machista o más igualitaria de aquí para adelante pero los cuentos del pasado, los clásicos, esos no se pueden tocar. No se puede imponer que ahora se escriba "caperucito y la loba" lo veo completamente ridículo». El escritor se atreve a decir que actualmente «todos los autores están muy concienciados con el tema de la igualdad» y que incluso se está «abusando demasiado de lo políticamente correcto» por lo que una campaña como la planteada por el Ministerio de Igualdad «llega 20 años tarde» y que «hoy en día no se justifica».

Entre los ciudadanos de a pie esta intención de censurar algunos cuentos también ha dado mucho de que hablar. Pilar Anguera, auxiliar de enfermería y madre de una niña señala, por ejemplo, no estar de acuerdo. «No me parece que los cuentos infantiles sean negativos. Yo se los he leído a mi hija y ahora ella tiene el rol muy claro de que las niñas son princesas y esperan a su príncipe ideal, pero no lo veo como algo malo y no creo que por eso deban ser censurados en las aulas. En todo caso más me preocupa la violencia que puede encontrarse en algunos relatos». Sin embargo, Ana Estudero afirma que estos cuentos «sí son sexistas» y que los niños de hoy deben de leer cuentos «más acordes con el tiempo en que vivimos». Ella dice que a sus hijos «que ya son mayores sí les leí esos cuentos pero mi hermana que tiene una niña pequeña no se los lee a su hija. Los tiempos han cambiado antes el machismo se imponía pero ahora es mejor que los niños lean cuentos en los que se hable de la igualdad entre el hombre y la mujer».

«Se deben de recuperar las narraciones tradicionales que no estén manipuladas»

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Animador a la Lectura

«Más me preocupa la violencia que actualmente puede encontrarse en algunos relatos»

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Auxiliar de enfermería

«Estas polémicas distraen la atención para no hablar de temas más importantes»

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Educadora

«Los políticos deben dedicarse a la política, que en la cultura no intervengan»

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Asociación de Libreros

«Esta iniciativa llega veinte años tarde, en este momento no se justifica»

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Escritor de libros infantiles

«Hoy en día es mejor que los niños lean historias donde se hable de la igualdad»

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Desempleada