Enrique Soto de Soto (Trobajo del Cerecedo, León, 1960) es licenciado en Pedagogía por la Universidad de Salamanca y en Psicología, por la Uned. Comprometido con la causa leonesista, es miembro del Comité Ejecutivo de la UPL. En la actualidad trabaja como educador de un centro de Educación Especial en Astorga, es teniente alcalde del Ayuntamiento de esta localidad, en virtud del pacto de gobierno UPL-PSOE, y colabora en diversos medios de comunicaciones leoneses.

-¿Qué es «Pasión leonesa»?

-Es una recopilación de 60 artículos que he escrito y publicado en periódicos desde 1986 y algunos que son inéditos. Soy leonesista y llevo el leonesismo metido en el tuétano de los huesos. En los 80, poco a poco, comencé a trabajar en la cultura tradicional de León, de hecho soy fundador de la asociación cultural «La caleya», y a colaborar con diversos periódicos. El libro supone una selección de los textos que he publicado y uno de los criterios que he seguido en la criba es que el tema tuviera vigencia. En los artículos analizo temas variados, desde aspectos culturales hasta la actualidad de las tres provincias leonesas que tienen los mismos problemas y que han pasado de estar en la media a ocupar los últimos puestos en población y paro o a encabezar la emigración de la juventud. Los textos tienen el nexo de la reivindicación del leonesismo.

-¿Cree que existe discriminación con respecto a Zamora?

-Zamora, igual que León y Salamanca, está sufriendo la marginación, de manera que cualquier empresa que quiere establecerse en Boecillo recibe el doble de ayudas que en Zamora. El único tramo sin ser autovía en la Ruta de la Plata se encuentra en esta provincia. Lo último que se ha hecho en esta infraestructura corresponde a la región leonesa y no es casualidad. Desde mi punto de vista las cosas que hay que efectuar en estas tres provincias, se hacen lo más tarde posible porque cuanto más débil sean los leoneses menos podrán oponerse a la situación que viven. Si hubiera una autonomía leonesa se crearía un hospital en Benavente, la comunidad se vertebraría sobre la Ruta de la Plata y se reabriría la vía férrea. El ostracismo únicamente desaparecerá cuando los poderes públicos inviertan realmente en las provincias leonesas. El centralismo también está perjudicando a las provincias castellanas. Creo que debería de repartirse las sedes por toda la comunidad frente al actual poder concentrado en Valladolid.

-¿Cuál es el objetivo último de la publicación?

-Levantar el amor propio de sentirse leonés. Ahora vivimos el hecho leonés acomplejados. Parece que hacer alarde de leonesidad está mal visto. Así el 75 aniversario de la coronación de la Virgen del Camino como patrona de la región leonesa tenía que haber sido una ocasión para efectuar actos de mucha grandiosidad, como ha sucedido cuando se conmemoró la coronación de la Virgen de Guadalupe. Sin embargo, por el pudor a ofender a la Junta que pone el dinero, casi ni se divulgó ni en la Diócesis de León. Lo mismo está sucediendo con el 1100 aniversario del Reino de León. Esta celebración tenía que implicar a toda la región leonesa y no participa ni la Universidad de Salamanca. Mis artículos nos van dirigidos a la Administración regional, sino a la población de las provincias leonesas para que comience a valorar el ser leonés.

-¿Por qué cree que no se valora?

-Asumimos que otras culturas son valiosas, pero no la nuestra. No la valoramos porque estamos siendo maltratados. Los leoneses decimos que lo nuestro no vale y optamos por comprar lo de otros; decimos que tenemos lo que nos merecemos, lo que refleja sentimiento de culpabilidad. Hemos perdido la fe y la esperanza ante la posibilidad de tener nuestra propia comunidad e incluso los hay que se sienten castellanos, lo que indica que tienen el síndrome de Estocolmo. Las provincias leonesas estamos siendo perjudicadas por la estructura política en la que vivimos. Deberíamos de ser una comunidad autónoma independiente, algo que algún día será posible. Es cuestión de tiempo y de educación.

-¿La reforma del Estatuto de Autonomía no mejora nada?

-No cambia nada, salvo que se reconoce el leonés como un valor lingüístico dentro de la comunidad autónoma e insta a que se regule legalmente su uso. La Junta no va a hacer nada hasta que se vea forzada. Incluso el Procurador del Común ha pedido que se vigile lo que aparece en los libros de texto sobre el reino leonés porque se reinterpreta.