Hubo, sobre todo, políticos -casi todos del PP- y técnicos, con algún vecino «entreverado», dentro de la carpa inaugural de las obras del nuevo puente urbano sobre el Duero. Expectación ciudadana, más bien poca, apenas un puñado de personas que se acercaron a ver el panorama, eso sí, con ojos bastante críticos y sorprendidos por el despliegue de policías y vehículos oficiales. La opinión unánime es de satisfacción porque por fin comiencen las obras del viaducto, que se espera desde hace una década. Y la idea, unánime también, es que se necesita empezar a trabajar por otro, el de Entrepuentes.

Era una mañana agradable pero traicionera, ya que en cualquier momento podía aparecer el chubasco -como así ocurrió en algún momento-. Apostados en la puerta de un garaje de la urbanización situada frente a la zona de Benidorm, donde se asentaba la carpa inaugural, un puñado de ciudadanos se acercaron a ver el panorama, todos ellos reacios a dar su parecer sobre el evento en cuestión, excepto alguno, como Tomás Rebollo González, que ofreció su opinión nítidamente. «Me parece bien que hagan un puente. Pero deberían hacer más, al menos otro entre el Puente de Piedra y el Puente de Hierro, para dar servicio a la margen izquierda, natural. Soy de los Barrios Bajos. ¿Cómo que ha tardado esto?. Ha tardado casi doce años y es una pena que estemos con los ojos tan cerrados como para que vengan aquí a inaugurar el puente con la crisis que hay. Pero no van a inaugurar nada, van a poner una piedra, a churrarse de pastas, de vino y que lo pague el pueblo. Si hablas, mal, y si no hablas?tenemos lo que nos merecemos en Zamora. Porque para poner un cacho de piedra, para qué tanto bombo, tanto coche, tanta pasta, con la crisis que hay».

El despliegue policial en los accesos a la carpa era importante. Allí se reunían los invitados: subdelegada del Gobierno, alcaldesa, parlamentarios populares, presidente de la Cámara de Comercio, cronista de la ciudad, empresarios, técnicos de la Administración y el equipo de Manterola, autor del proyecto del puente, todos ellos aguardando la llegada del consejero Silván, que no se hizo esperar.

Jacinto Herrero, el presidente de la Asociación de Vecinos de San Frontis, uno de los barrios donde desemboca el viaducto, mostraba su satisfacción porque por el comienzo de las obras: «Lo estábamos deseando todos los zamoranos. Ahora lo que hace falta es que la obra no pare y se haga lo antes posible». Recordaba el largo proceso de gestación del puente: «Llevamos más de una década, lo que llevamos de siglo luchando por ello. Entiendo que el diseño del puente y accesos son los adecuados. Nosotros sólo hemos pretendido dar una ligera idea, aparte de que Manuel Soriano, entendido en la materia, ya nos dio unas bases bastante buenas». El puente «afectará al barrio y pienso que será para bien, por el acceso al centro de la ciudad. El tráfico va a quedar mejor repartido, ya que una parte puede ir por el Puente de Hierro y otra por este nuevo, con lo que tendríamos Este y Oeste atendidos y no sufriríamos los problemas que tenemos ahora con el Puente de Piedra». Antonio Vázquez, ex-alcalde de Zamora y uno de los principales protagonistas de la gestación del puente se mostraba «contento como con cualquier obra, pero esta en especial, porque va a articular las dos partes de Zamora, una ciudad dividida por el Duero. Es un logro importante para los zamoranos. Yo creo que Zamora necesita este puente y más puentes, sobre todo los de comunicación política y social». La ubicación «es la correcta, se decidió en su día por unanimidad, tanto el sitio como la tipología de puente, y por tanto, adelante y que esté en servicio lo antes posible».

Vázquez no quiere medallas, y tampoco el líder de Adeiza, Miguel Ángel Mateos, a quien sí le habría gustado, sin embargo, que se hubiera reconocido su papel en los discursos oficiales. Según dijo, fueron las conversaciones, «que no pacto», entre Adeiza y el presidente Herrera las que comprometieron a éste a financiar el cien por cien de la obra, en lugar del 70% como estaba previsto. El diseño del puente, opina, debería haber sido más arriesgado: «Es respetuoso, pero sólo respetuoso, y tenía que haber sido rompedor. No se olvide que la ubicación la eligió la ciudadanía de Zamora, con sus firmas, con sus declaraciones, pero esta historia no está terminada. Si queremos descargar el Puente de Piedra, que es imprescindible y necesario y hasta ya supone una cierta aventura cruzarlo, el viaducto en Entrepuentes es básico».