Una de cada siete personas que acude al médico de atención primaria lo hace por depresión, un problema de salud pública de primer orden que celebró el pasado día 8 su Día Europeo. Los estudiosos calculan que un quince por ciento de la población tendrá algún problema de depresión a lo largo de su vida, y sobre todo en épocas de crisis como esta, se observa un repunte de la patología, una de las primeras causas de baja laboral en España. De la importancia del problema hablan bien a las claras las cifras. En Zamora se prescribieron el pasado año 125.267 envases de fármacos antidepresivos, con un coste global de 3,1 millones de euros. Zamora consume el 7,9% del total regional en antidepresivos, una cifra que se corresponde muy aproximadamente con el peso de la población provincial con respecto a la regional, estimado en un 7,7%, según los datos del último padrón. El psiquiatra Jesús Monforte, apunta que efectivamente cada vez hay un mayor consumo de antidepresivos, aunque aclara que este tipo de medicamentos, aunque se conozcan con este nombre, tienen también otras indicaciones. «Los antidepresivos se utilizan para muchos cuadros, para trastornos de ansiedad, impulsivo-compulsivo, a veces como anti impulsivo. O sea, no todo consumo de antidepresivo indica que se utilice para depresión, sino que se utilizan para otras indicaciones».

El incremento del consumo de antidepresivos no es, en cualquier caso, un fenómeno exclusivo provocado por la crisis económica. De hecho, existen estudios específicos realizados por profesionales zamoranos sobre el incremento del consumo de este tipo de fármacos durante periodos quinquenales, aunque el último finaliza en el año 2001.

Además de apreciar el incremento de la utilización de los antidepresivos los estudios muestran un cambio del tipo de fármacos, incorporando los tratamientos más novedosos. «A medida que vamos conociendo más el funcionamiento cerebral aparecen nuevas líneas de investigación y el desarrollo de nuevos fármacos». Entre ellos está la aparición de nuevos medicamentos que tratan sobre todo de disminuir los efectos secundarios, como pueden ser los que afectan a la inhibición sexual o a la inducción de sueño. Además de las farmacológicas existen otras vías de investigación para tratar la depresión no basadas en medicamentos, como la psicoterapia o métodos basados en la luz y el ejercicio.

Manuel Franco, jefe de Psiquiatría del Complejo Asistencial de Zamora constata que «cada vez va habiendo más casos de depresión, por todo lo que suponen las presiones de la vida cotidiana: más estrés, preocupaciones, amenazas, que acaban en cuadros depresivos». Su colega, Jesús Monforte, añade que el aumento se da sobre todo en las depresiones leves o leves-moderadas y que también se debe a la existencia «de cada vez mayor sensibilidad diagnóstica. A veces se habla de un aumento exponencial, y eso me parece un disparate, pero sí es cierto que han aumentado, porque hay más debido a factores sociales estresantes, como los derivados de la crisis económica, y también porque se diagnostican más».

No todos los casos llegan al especialista, sino que los médicos de primaria son los que se ocupan inicialmente del diagnóstico y tratamiento y derivan al psicólogo o al psiquiatra dependiendo, sobre todo, del tipo de depresión y de la gravedad del cuadro. «Un porcentaje muy importante es tratado por los médicos de primaria», señala Monforte. De hecho, los organizadores del Día Europeo de la Depresión destacan «el papel fundamental de la Atención Primaria para poder detectar y diagnosticar adecuadamente la depresión». Saber la repercusión social de la depresión en Zamora no es fácil, ya que «no tenemos un estudio sobre la incidencia de la depresión». Por otros estudios realizados en el país se puede estimar que «se mueve en un porcentaje importante en torno al cinco por ciento de la población», dice Franco. Se da más entre las mujeres que entre los hombres, porque «tradicionalmente están más expuestas a factores de riesgo, como el rol social más frecuente que desempeña». No hay un solo tipo de depresión, sino que se diferencias varios: la endógena o mayor, de tipo biológico; la que va asociada al carácter de la persona; la reactiva o trastorno adaptativo, que aparece ante situaciones negativas; o la asociada a alguna patología orgánica.

De la trascendencia de la patología depresiva da cuenta el hecho de que entre los problemas de salud que incluidos en la recogida de datos de los médicos centinelas está el de la depresión, debido a la gran prevalencia de la enfermedad. Bien es cierto que muchos de los casos que llegan a las consultas son más problemas o preocupaciones de la vida cotidiana que supuestos realmente patológicos.

Uno de los principales retos con el que se enfrentan los enfermos con depresión, médicos y familiares, es el mantenimiento del tratamiento. Se estima que al menos el 50% de los pacientes que han sufrido depresión volverán a recaer posteriormente. En este sentido, son muy importantes los tratamientos de mantenimiento ya que abordar la enfermedad a largo plazo y no sólo como un único episodio aislado mejora el pronóstico del enfermo.

Factores en contra

Otros factores que influyen en el difícil cumplimiento del tratamiento son los diferentes trastornos asociados que presenta la depresión tales como el consumo de alcohol, los trastornos de ansiedad o los efectos secundarios de los medicamentos.

Factores a favor

En contraposición a los factores que inducen al abandono del tratamiento hay que destacar que el apoyo de una familia informada de forma adecuada, con determinada formación por parte del médico y asesorada sobre las pautas que debe seguir el enfermo. Todo ello ayuda a evitar el abandono y la falta de continuidad en el tratamiento, indican los expertos.