«Nunca se sabe lo suficiente y siempre hay que estar aprendiendo» declaraba, en una entrevista concedida en este medio, el escultor Hipólito Pérez Calvo que falleció ayer en la capital a los 73 años, los cinco últimos marcados por la enfermedad. Un tiempo en el que las muestras de afecto «has sido numerosas», precisan fuentes familiares. Un cariño y apoyo que nuevamente quisieron manifestar a su esposa, Teresa Mulas, y sus dos hijos, Álvaro y Arturo Pérez Mulas, personas cercanas a los círculos artísticos y a la Semana Santa de Zamora que desde primera hora de la mañana se acercaron al velatorio en el barrio de La Horta.

El escultor, nacido en Bercianos de Vidriales el 17 de agosto de 1936, combinó una amplia trayectoria artística con la docencia, en instituto y luego en la Universidad. Pérez Calvo comenzó a formarse en la Escuela Elemental de Trabajo y Artes y Oficios de Zamora en 1952 y posteriormente se trasladó a Madrid para ingresar en la Escuela de Artes y Oficios y trabajar con el tallista Tomás García. En 1954 ingresó en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando donde fue alumno de Enrique Aniano Pérez Comendador, Luis Marco Pérez y Juan Adsuara, que orientaron sus pasos hacia la figuración. Pérez Comendador «le marcó especialmente», comentan su pupilo en la Universidad de Salamanca, Ricardo Flecha y el también escultor Antonio Pedrero. En 1964 obtuvo la cátedra de Dibujo de Instituto y ejerció como profesor en el IES «María de Molina y en la Escuela de Magisterio, entonces denominada Escuela Universitaria de Formación del profesorado de EGB, a finales de los 70. Ya en los 80 comenzó su etapa como docente en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Salamanca.

Hombre de profundas convicciones religiosas y gran devoto del Cristo de las Injurias, escultura en la centró su tesis doctoral, «Imaginería de la Semana Santa zamorana: expresiones anatómicas», dejó su impronta en la Pasión de la capital con tres obras: «Las tres Marías y San Juan», 1971, para la Cofradía de Jesús Nazareno y «Jesús de Luz y Vida», paso titular de la Hermandad homónima que el pasado Sábado Santo cumplió 20 años. Su contribución a la Semana Santa de Zamora la completa un Cristo tallado en madera de cedro. Es autor, además, de la mesa del Cristo de la Cruz de Carne que recorre las calles de la urbe el Viernes Santo o la del Nazareno de San Frontis, que actualmente no procesiona.

En la provincia obras significativas del desaparecido son «Cristo de la Paz», un crucificado de más de dos metros de altura, ubicado en el convento de las religiosas Bernardas de Benavente y un monumento a León Felipe, en Tábara. El incendio de la iglesia de Santa María de Roncevalles y Santa Catalina de Toro, con la destrucción de casi todo el patrimonio imaginero toresano, hace que en 1958 efectúe la figura de Nuestra Señora de la Soledad para la Cofradía de Jesús Nazareno y Ánimas de la Campanillas. Tres décadas más tarde para la misma hermandad esculpió un Cristo cargando con una cruz.

Ejemplos de la obra de Pérez Calvo abundan en la ciudad. A él corresponde la autoría del monumento al maestro, en la plaza del mismo hombre; la escultura de Félix Rodríguez de la Fuente, en el bosque de Valorio; la dedicada a Ignacio Sardá, ubicada en la entrada de la Biblioteca Pública; El Cristo que remata la peana sobre la que se levanta el busto de Ramón Alvarez (tallado este último por Ramón Núñez» fue otra de sus aportaciones. En Salamanca es suya una pieza en bronce de Francisco Salinas, en las cercanías de las Casa de Las Conchas o el paso de «María, nuestra madre»; en Granada, la escultura de San Juan de Dios, o en Tordesillas, una obra de Juana de Castilla. En León realizó el paso «San Juan Camino del Calvario» para la cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno de La Bañeza y en la capital, un calvario para la Hermandad de las Siete Palabras.

Otros proyectos quedaron en el camino, como la puesta en marcha de la fundación sociocultural Hipólito Pérez Calvo. El escultor logró innumerables reconocimientos como la medalla «Vermeil» de la Academia Europea de las Artes o ya en su tierra, «Espiga de Oro», de Valdescorriel o «Zamorano de Oro», de la Fundación Caja Rural.

No por esperada, la muerte del artista ha dejado de conmover al entorno artístico zamorano, que ayer acudió a velarle. La misa de funeral está prevista hoy las 11 horas en la iglesia de San Juan donde, desde última hora de ayer, le aguarda el paso de «Jesús de Luz y Vida».