Rosquillas a seis euros la docena, avellanas entre dos y cuatro euros y paquetes de obleas a euro y medio. La temida crisis afecta hasta a los tradicionales dulces y frutos secos que, pese a no incrementar su precio desde hace cinco años, «en esta ocasión las ventas están más flojas que nunca», coinciden en apuntar vendedores asiduos a la cita romera como Ulpiano Martín, Angela Rodríguez, Antonio Martín, Francisca Colás, Pilar Cerecinos o Cristhian Barata. Este último, un joven de 21 años de Monfarracinos, caramelizaba a la vista del público las almendras garrapiñadas, cocinadas a base de «práctica, horas y azúcar», explica.

Los propietarios de la docena de puestos de dulces desplegados por la campa se han visto obligados este año a disponer de un carnet de manipulador, un seguro ante una eventual caída del toldo que ampara cada caseta y el uso de guantes para tocar los dulces sin envoltorio.