Vecinos, comerciantes y hosteleros de la avenida de Víctor Gallego recogen firmas en contra de la reordenación del tráfico acometida por el Ayuntamiento. Las protestas se dirigen a la imposibilidad de aparcar unos minutos en doble fila para la carga y descarga tras haberse establecido un sólo carril de circulación.

Como recuerda el concejal Francisco Javier González, la reordenación persigue ganar plazas de aparcamiento con una disposición en ángulo. Tal diseño obligó a eliminar uno de los dos carriles, con lo que se acabaron los estacionamientos en doble fila, ya que esa práctica interrumpiría la circulación. Comerciantes y hosteleros se quejan de que ahora el camión de mercancías no puede parar a la puerta, si bien desde el Ayuntamiento se subraya que la zona de carga y descarga se ha ampliado. «En esta calle hay mucha gente mayor y ahora cuando vienen sus hijos a buscarlos no pueden parar el coche a la puerta para recogerlos», comenta una de las personas que recoge firmas. Cuentan que la iniciativa surgió de forma espontánea tras escucharse «el murmullo de la calle» en contra de la reordenación del tráfico. Mientras en el tramo que discurre entre las calles de Amargura y Libertad había dos carriles en un sentido y ahora sólo uno; en la parte de abajo de Víctor Gallego se ha eliminado un sentido de la circulación, con las consiguientes quejas por tener que dar un rodeo con el coche para poder entrar en la calle.

Los comerciantes temen pérdidas en sus negocios, ya que pese a la ganancia de aparcamientos que se esgrime desde el Ayuntamiento, entienden que los clientes tienen más dificultades para dejar el coche y hacer gestiones rápidas. Además, observan que «un taxi, ¿dónde espera?» y «si tiene que venir una ambulancia a recoger a un paciente, tendría que cortar la circulación». Los afectados reprueban la falta de información previa por parte del Ayuntamiento.

En un establecimiento de muebles dicen que los envíos de sofás, voluminosos, «los hemos derivado a otro sitio y los traemos a primera hora de la tarde, cuando no hay mucho tráfico». «Nos toca poner cajas en la zona azul para reservar el espacio y que el camión pueda parar frente a la tienda», comenta otro comerciante mientras pone en duda el incremento de plazas. «Si me dijeran que así se ganan cien, me callaría, pero en el tramo entre la Amargura y Libertad se habrán conseguido cinco más».

No todos se han sumando a la protesta. «Es prematuro quejarse sin saber cómo funcionará, lo que sería deseable es que se respetara la zona de carga y descarga», comentan en una tienda de muebles en la que se observa a la puerta del establecimiento una zona de carga y descarga.