«Castigo para todos, y más poder para ninguno». Esta es la conclusión que el PSOE extrae de la remodelación del equipo de Gobierno del PP en la Diputación, y que acaba de dar a conocer el presidente de la institución. La socialista Rosa Muñoz mantiene que los cambios no están relacionados con un criterio de austeridad pese a la eliminación de dos de las vicepresidencias. Si este fuera el objetivo, apunta, «hubiera eliminado alguno de los ocho liberados que tiene el equipo de Gobierno, con catorce diputados. Un derroche a todas luces, y que no arroja ningún resultado positivo».

Respecto al segundo de los objetivos marcados por Maíllo, el del impulso a las inversiones, Muñoz denuncia que la institución, «pese a tanto liberado en las filas populares, no funciona, es lenta e ineficaz, y todo conlleva meses de papeleos».

Ya en el análisis de los cambios introducidos en el organigrama del equipo de Gobierno, el PSOE afirma que la modificación evidencia «claramente el fracaso de algunas áreas y de los diputados que las ostentaban». El que más ha salido perdiendo es, según los socialistas, el hasta ahora vicepresidente José Ignacio Isidro. «Le quita personal, porque su gestión al frente de esta delegación ha sido nefasta por dos razones fundamentales: no ha sido capaz en casi dos años de resolver el fraude de las oposiciones de la Residencia de Toro, y ha dejado que los presupuestos se paralicen por un recurso de los sindicatos.

Respecto a Manuel Vega, Muñoz interpreta que «le resta poder, porque le deja la presidencia de la comisión de infraestructuras, pero le reduce las competencias a la mínima expresión y le destierra a un órgano dependiente de la Diputación», Sodeza, «para verle lo menos posible, porque sabe que el problema de su casa ilegal no pasa desapercibido». Puestos a organizar, añade Rosa Muñoz, debería «haberle dado a Aurelio Tomás la portavocía que ejerce». Por último, y en cuanto a Clara San Damián, el PSOE indica que el proyecto de la Aldehuela encomendado es «el proyecto fantasma».