La Oficina Municipal de Información Urbanística abrió ayer el periodo de información pública de la licencia ambiental para abrir un café concierto y un restaurante en la iglesia románica de San Leonardo y la vivienda aneja, solicitada por Agustín Lorenzo Sanz en representación de la sociedad limitada que lleva el nombre del templo, situado en el número 1 de la calle San Juan de las Monjas, en el barrio de La Horta. Según indica el proyecto reformado redactado por el arquitecto Julio Alberto Gazapo, en el templo se han llevado ya obras de restauración de las cubiertas y los muros verticales exteriores e interiores. Entre las actuaciones propuestas figura la rebaja del nivel del suelo 60 centímetros, bajo vigilancia arqueológica con el fin de documentar y valorizar adecuadamente los restos que se puedan encontrar.

El proyecto prevé la demolición completa del almacén anejo a la iglesia, zona que quedará como espacio libre público. En la vivienda se llevará a cabo una demolición parcial y se excavará un sótano que servirá para albergar distintos servicios. La casa tendrá dos plantas, la baja y la primera y mantendrá "la mayor parte de los huecos existentes", además de abrir los ahora tapiados. La vivienda tendrá una superficie útil de 245 metros cuadrados, con las dos plantas principales de poco más de 83 y 85 metros respectivamente. En la planta baja se ubicará parte del restaurante y la barra del bar y en la alta los comedores reservados. En el sótano se ubica la cocina y los camerinos del café concierto entre otros servicios.

La iglesia propiamente dicha se utilizará como sala principal del café-concierto. El escenario se situará en el cabecero, con una superficie de 50 metros cuadrados, la nave central estará destinada al público y se situarán dos barras, una principal al fondo de la nave lateral y otra más pequeña a la izquierda. La iglesia dispone asimismo de una primera planta, el coro, de 47 metros cuadrados. El templo tiene una superficie útil de 347 metros cuadrados, 297 en la planta principal.

Un proyecto que estuvo a punto de fracasar por las trabas burocráticas

No son pocas las veces que el empresario hostelero Agustín Lorenzo ha tenido que salir a la palestra para denunciar lo que consideraba una paralización de una importante inversión en la iglesia por culpa de los trámites burocráticos e incluso ha llegado a pensar en la existencia de alguna "mano negra" que impedía que se "moviera ni un papel" de un proyecto que ha consumido muchas energías y dinero al emprendedor de San Martín de Tábara. Desde luego la idea de convertir el templo en un café-concierto puede ser una solución acertada para el edificio, siguiendo el modelo que se ha llevado a cabo con éxito en otras iglesias del país y siempre bajo la supervisión de los responsables del Patrimonio Cultural, encargados de que no se altere la esencia del monumento, declarado bien de interés cultural. Cerrado al culto a principios del siglo XX por su mal estado de conservación, la iglesia fue posteriormente enajenada para su venta y tras un periodo de abandono, se convirtió en carbonería. El negocio funcionó durante 50 años, hasta fechas relativamente recientes, y el templo continuaba su deterioro hasta que las últimas reformas impulsadas por su actual propietario han comenzado la rehabilitación de una pieza importante del románico zamorano.