«Nos dio la sensación de ser un avión viejo», sentencia Estilita Riesco, una zamorana que el día anterior al trágico suceso acaecido en Barajas viajó, junto con su marido Alberto Cadiñanos, con la compañía Spanair desde Mallorca hasta la capital de España. Estilita y Alberto tenían dos plazas en la parte trasera de la aeronave, en las últimas filas, cerca de los motores. Antes de despegar, «en la parte trasera, donde estábamos nosotros, empezó a salir vapor por dentro del avión», relata la zamorana aún con desconfianza, pero con la tranquilidad de estar a salvo en su casa. «Después, el vapor comenzó a salir por todo el avión», lo que alteró a los pasajeros. «Estábamos muy asustados», pues aunque no viajan habitualmente en avión, saben lo suficiente como para sospechar que aquello no era normal.

Entonces, la tripulación del avión intentó calmarlos. «Las azafatas nos dijeron que era por causa del aire acondicionado», afirma ahora Estilita, quien, junto con su marido, se encuentra afortunadamente en su vivienda de la capital sana y salva. «A mí me olía a quemado, aunque Alberto decía que estaba exagerando», añade la zamorana que acudió a Mallorca a visitar a su hermana, viaje que realiza anualmente. No obstante, «el resto del vuelo fue normal», resume.

El modelo del avión en el que viajaron era muy similar al siniestrado en Madrid y que se ha llevado por delante más de 150 vidas. «No estoy segura si es un MD-80 o un MD-82». En cualquier caso, ambos modelos son muy parecidos.

Además, «notamos una falta de gente de mantenimiento», continúa, apoyada en el estado de la aeronave, a la vez que señala como posible culpable de esa situación a la crisis económica y el recorte de personal que iba a realizar la directiva de Spanair, y que ha provocado varias quejas entre algunos de los viajeros que en los últimos días han tomado un vuelo de la compañía escandinava.

Antes de despegar desde el aeropuerto de las Islas Baleares, el matrimonio tuvo que esperar cerca de una hora para embarcar. Aunque, al parecer, el motivo fue el gran volumen de vuelos que padecen las pistas de Son Sant Joan durante la época estival. «En Madrid, en la ida que también la hicimos con Spanair, nos tocó esperar». Tanto retraso ha provocado que Alberto se plantee presentar una reclamación ante la empresa aérea.

Estilita y Alberto regresaron a Zamora procedentes de las Islas Baleares el martes, un día antes de la tragedia. «Estamos muy impresionados porque ha sido muy seguido. Casi nos pilla en Barajas», dice la zamorana. Sin embargo, el accidente del vuelo JK 5022 les ha tocado un poco de cerca porque el matrimonio Cadiñanos Riesco conoce a personas involucradas en la empresa Pevafersa, donde trabajaban dos de las víctimas zamoranas, Pilar Márquez y Julia Fernández, esposa y hermana de Vicente Fernández Manso, director general del grupo.

Tres días después de su viaje que les llevó desde Mallorca hasta Madrid, Estilita aún conserva la sensación de desasosiego que vivió. «Es la primera vez que tuve una sensación de riesgo», aclara la zamorana que se encuentra sobrecogida por una accidente que ha sesgado la vida de tantas personas.