La platería religiosa foránea en Zamora, que se circunscribe al arciprestazgo de Sayago pero que presenta características similares en otras comarcas, posee una tipología diversa y muy interesante. Consta de obras de notable calidad artística, y la cronología también resulta muy amplia. Ese es el resultado de las investigaciones contenidas en el trabajo de Grado de José Angel Rivera, delegado diocesano de Patrimonio Cultural, que presentó el pasado lunes en la Facultad de Geografía e Historia de la Universidad de Salamanca y obtuvo la calificación de Sobresaliente Cum Laude. El sacerdote zamorano describe 422 piezas, que abarcan del siglo XVI al primer tercio del XX, de las que 135 son de artesanos forasteros. En el último caso, el experto los analiza con profundidad: pieza a pieza. El estudio ayuda a conocer mejor una parcela de la historia del arte y ofrece una interesante visión acerca de la proyección de esos centros creadores, así como la trayectoria personal y profesional de los especialistas, en la antigua sede de san Atilano

Una riqueza de esa platería es la diversidad tipológica. Algunas obras son de carácter estrictamente funcional, con un valor económico limitado -aunque presenten una forma adecuada para lo litúrgico-, y otras tienen mejor calidad artística, y aúnan la estética y la funcionalidad, muestran un equilibrio entre sus componentes (estructura, técnica y decoración). El investigador ofrece, de cada una de ellas, referencias de la localización, el material, las medidas, el peso, el estado de conservación, las marcas, el autor y la cronología, así como la bibliografía. La pieza más antigua es de finales del siglo XVI (un cáliz que se conserva en La Tuda), que Rivera de las Heras atribuye a Manuel Flórez, procedente de León. La más moderna es una custodia que se guarda en Bermillo de Sayago (de plata sobredorada, oro, esmaltes y pedrería, que se data en 1931).

El trabajo de campo fue realizado entre los años 1995 y 2000. El experto visitó las 57 parroquias del arciprestazgo, y obtuvo los datos de cada uno de los objetos. Además, fotografió la totalidad de las piezas de platería. Consultó, también, la documentación existente en el Archivo Histórico Diocesano. Fundamentalmente, los Libros de Fábrica y de Cofradías.

En su investigación, el sacerdote y experto realiza una presentación de las piezas que forman parte del ajuar litúrgico (cruces, custodias, copones?), la delimitación del territorio, la adquisición (por compras y donaciones, sobre todo episcopales), las pérdidas (por ventas, robos, saqueos durante los conflictos con Portugal, la Francesada?), los centros plateros foráneos (Salamanca aparece con 72 obras, Córdoba se halla representada con 26, Valladolid figura con 18, Barcelona registra 9, Madrid tiene la autoría de 6, además de León, Astorga, Santiago de Compostela y Vitoria, con una. En el caso de Salamanca y Valladolid, las compras se explican por la proximidad geográfica. En los restantes, especialmente en el de Córdoba, se debe a la presencia de plateros y comerciantes en la Feria de Botigero, libre de impuestos. Tal circunstancia les permitía ofrecer precios muy competitivos.