"Zamora, 1570". Así reza la lámina que -recreando aquella del holandés Wyngaerde sobre la urbe Duradera-- el pintor toresano Carlos Adeva muestra en la sala del Tratado de Tordesillas. Allí, en la exposición sobre las "Ciudades del Siglo de Oro", aparece el burgo de caserío horizontal, que todavía confía su seguridad a las murallas. La colección se halla integrada por otros 15 dibujos de Castilla y León? Pintura histórica, aunque no es la única gama de su paleta creadora.

«Yo hice, en el año 2003, una prueba en un concurso de pintura rápida: era un pueblo visto con mirada retrospectiva. Cinco siglos atrás. En color. Y me pareció divertido. Poco después realicé la lámina de Tordesillas, destinada para el Mercado Medieval, que se celebra en el mes de octubre. Fue la primera ciudad que dibujé», explica el autor. Algunas gentes, con buen gusto artístico, contemplaron el trabajo, y le demandaron eso mismo para sus lugares. Y surgió la lámina de Toro, su tierra, tan feraz, tan hospitalaria, en las Navidades de 2004?, y, desde entonces, todas las demás. «A partir de ese momento, cada dos o tres meses aparece una nueva, y casi siempre atendiendo a la demanda». La estampa de Zamora es obra del pasado año.

La documentación procede de Wyngaerde, pintor del rey Felipe II. Esos dibujos, pagados con dinero español, se hallan en colecciones de Viena (Austria) y Oxford (Inglaterra). «Yo detallo mucho más», explica Adeva. Enriquece el original con pormenores. «La Catedral aparece más precisa. Igual sucede con el monasterio de los Jerónimos, en primer plano, o las torres defensivas del Puente de Piedra», que tantas corrientes han visto pasar: silenciosas, rumorosas? «Utilizo lo que he conocido gráficamente. Eso me permite hacerlo de manera más minuciosa. Los personajes y toda esa parafernalia es asunto mío». Zamora y Toro, a la vera del Durium. Y, además, Salamanca, Segovia, Burgos?

Adeva (nacido en 1974) utiliza está técnica en los originales: dibujos realizados con "rotning" (bolígrafo calibrado). Las copias, de papel envejecido, reciben «un acabado manual». Así, cada lámina es exclusiva, porque ninguna mancha resulta igual a otra». Medio centenar es la tirada de esa "Zamora, 1570".

La muestra también incluye una serie de estampas sobre oficios del siglo XVI. Son una cuarentena. «Esa es otra movida», señala. Como representación, media docena de láminas acerca de los trabajos de aquellos días de mucho bregar y poco disfrutar: el podador, el tonelero, el vendimiador, el enólogo? «Habitualmente, se funciona así: me encargan un oficio, y, si veo que está chulo, lo hago». La galería es amplia, y no faltan los músicos y danzantes que ponen otro son a la vida

El artista introduce un "guiño" en sus láminas. «El espectador debe localizarlo en el dibujo». Si hablamos de Zamora, si observamos a la antigua Semura, «¿dónde están las Tres Cruces?». En Toro, búsquense «la copa y la botella». En Salamanca, pétrea y agazapada, «la rana». Se requiere eso que se llamaba agudeza visual. «La gente se tira un buen rato contemplando la lámina». No hay que dejar ningún detalle para atrás? Y, entonces, sí. Puede interpretarse como un juego. Pero algo pone a prueba. La agudeza o el ingenio.

La otra creación y los anhelos

El pintor, que se formó en Salamanca y París (1993-96), no expone su obra -tan distinta a las ciudades de antaño y a sus retratos de personajes históricas, de los Reyes Católicos a Cervantes, en papel y tabla- en la capital zamorana desde el año 2000.

Llegado de esa Francia que siempre mira con respeto las vanguardias, se estableció en Toro. «Trabajé en el Ayuntamiento, para realizar el Plan Especial. Dibujé todas las fachadas de las calles. Hice el alzado de 60 ó 70 vías. Esa documentación continúa utilizándose. Por eso mi trabajo es muy técnico». Su obra se halla representada en la Diputación Provincial.

Su deseo: que "Ciudades del Siglo de Oro", esa muestra que presenta el siglo XVI con la visión actual -hecha en Tordesillas, regia y comunera, en su taller situado en la Plaza Mayor-, recalase aquí, en su tierra. «Si alguna institución se interesara por ella?». Da algunos nombres. Si sus trabajos se hallan «repartidos por todo el mundo, de Australia a Estados Unidos, de Japón a Rusia», seguro que los paisanos gustarían de contemplar esas piezas. «Es un estilo que no lo realiza mucha gente. Porque resulta difícil. El público se sorprende, y eso me da motivos para continuar trabajando en esta línea».