La pérdida poblacional zamorana desde el año 1900 hasta el año 1977 supuso la cifra de 227.665 habitantes, según recoge el libro "Prospectiva Sociológica de los Emigrantes Zamoranos a Países de Centroeuropa" del investigador y catedrático de la Universidad de Salamanca, Angel San Juan Marciel. El libro copatrocinado por la Diputación y la editorial Semuret, es el primer estudio en profundidad sobre la emigración en Zamora. Durante la presentación, Angel San Juan, reveló que este trabajo es resultado de muchos años de investigación y que su deseo es que se pueda servir de referencia para otros estudios. «Es un homenaje a los emigrantes que salieron de su tierra, porque aquí se les negó la posibilidad de poder vivir dignamente», puntualizó.

La investigación señala que, las cuatro primeras décadas del siglo pasado, los zamoranos emigraron hacia los países iberoamericanos pero, a partir de los años 50, cambiaron el rumbo para dirigirse hacia centro europa.

Según explicó Angel San Juan, la emigración se debió a un factor netamente económico: «La falta de puestos de trabajo y las reformas que se hicieron en el campo, a partir de la década de los 60, que motivaron una abundancia de mano de obra, obliga a los zamoranos a abandonar su tierra».

La mayoría, un 73,17% emigraron hacia Alemania; un 12,7% a Suiza; un 7,3% a Francia y otro 7,3% a los Países Bajos.

Este estudio sociológico permite conocer datos como que de entre los emigrantes un 83% procedían de zonas rurales, la mayoría, un 70%, fueron hombres y que también en la gran parte de los casos, 70 de cada cien, estaban casados.

Asimismo la investigación de San Juan Marciel revela que la mayoría de los emigrantes tenían edades comprendidas entre los 20 y los 45 años y que fueron los primogénitos de las familias numerosas zamoranas, un 32%, los que emigraron mayoritariamente «a mayor número de hermanos mayor migración y a medida que se desciende a los hermanos de menor edad , van decreciendo los porcentajes del número de emigrantes».

Aunque una sexta parte de los que salieron en busca de mejores oportunidades no tenían estudios, un 50% había concluído la enseñanza primaria y, un dato que resulta interesante, es que los emigrantes sí conocían algún oficio como el de mecánico, electricista, carpintero, tapicero o conductor.

El libro da cuenta además de que los ahorros de los emigrantes fueron depositados en las cajas de ahorro y bancos de la provincia, contribuyendo así a su desarrollo, y que una sexta parte de ellos fueron utilizados para la compra de pisos por lo que tal vez así se explique que «en Zamora hayan más pisos que habitantes».

Tras la presentación y como reflexión, Angel San Juan señaló que la emigración es un tema que sigue vigente y que «mientras Zamora no tenga la capacidad para generar puestos de trabajo para la gente joven seguirá perdiendo población».