- ¿Alguna novedad con relación a Fórum y Afinsa?

- Está todo metido en el juzgado, por la vía penal y por la civil, y por ahora no hay más información. Son muchos afectados y tardará bastante tiempo.

- ¿Se sabe cuánto?

- No. Sí han salido unos créditos sin intereses para afectados en los que, creo, se tendrán en cuenta los niveles de renta. Pronto me llegarán los impresos para solicitarlos.

- ¿Los afectados llegarán a recuperar todo el dinero?

- A cada uno se le reconoce una cantidad concreta, que no tiene por qué ser la que han perdido. Y hasta llegar a la ejecución se tardará más o menos, pero se cobrará.

- ¿En Zamora se sabe a cuánto asciende la cantidad total?

- Una vez salgan los listados se podría hacer una estadística. Judicialmente, no se tiene. Posiblemente, al ser muchos afectados, pasará como con las indemnizaciones de la colza, que habrá un listado, y cada uno hará luego las reclamaciones.

- ¿Qué ha hecho desde que se dedica a los asuntos de la organización de consumo?

- Me han llegado cuestiones de telefonía móvil, garantías de los electrodomésticos, cláusulas de préstamos hipotecarios, contratos de residencias de ancianos...

- ¿Qué problema ha habido con las residencias?

- Cuando entra un anciano en una residencia no sólo se le hace firmar al anciano, también a un familiar o representante, que asume así muchas obligaciones. Si una persona es capaz para firmar un contrato, como en teoría lo es un anciano, no necesita un representante que, más que eso, es un garante, porque garantiza gran parte de las obligaciones.

- ¿Bordearía la ilegalidad?

- No, pero tendría cláusulas que podrían ser nulas. El hombre firmó el contrato pero, cuando llegó a casa, vio las obligaciones que asumía. Habría que informar más sobre lo que se firma.

- ¿Es una práctica habitual?

- Sí, debe ser un contrato tipo.

- Para que no se vaya el anciano sin abonar algún pago...

-Es una manera de garantizar que, si le pasa algo, haya quien asuma las obligaciones, pero a veces no son los herederos a los que se les impone asumirlas. La mayoría de la gente ni se mira las cláusulas.

- Se nos engaña con la letra pequeña.

- Y muchas veces con la grande. La buena fe... En los juzgados vemos que si no está escrito no hay buena fe.

- ¿Qué tipo de reclamaciones son las más frecuentes?

- Las de telefonía móvil. Contratas una tarifa y te la cambian, o la modifican y no te lo comunican.

- ¿Es un campo en el que queda mucho por luchar?

- Sí. Las compañías tienen asumido que la gente no va a juicio por cantidades pequeñas. Lo más que puede pasar es que pierdan un contrato, pero si cuela es mucho dinero el que se embolsan. Son maniobras. La gente no va al juzgado por cuarenta euros. Pero si no hay reclamaciones, no se le hace pupa a la compañía. Cuantas más haya, más se pueden modificar esas conductas.

- ¿Se promueven reclamaciones conjuntas?

- Se podría intentar, pero no suele ser el mismo caso. Existe el arbitraje, gratuito, aunque tiene que haber voluntad por ambas partes.

- ¿Los consumidores son conscientes del poder que pueden tener?

- No. Ellos se ven como una célula aislada. Cuando tienen un problema creen que sólo les pasa a ellos. Pasa como con los malos tratos. Cuando la mujer se ha dado cuenta de que no sólo le pasa a ella, que las relaciones no tienen por qué ser así... Hasta que no pide ayuda se cree que ella sola no puede hacer nada. La manera de cambiar las cosas es denunciando.

- ¿Queda mucho por hacer?

- Sí. Los consumidores se pueden apoyar en muchas organizaciones pero falta la iniciativa de quejarse. Muchas veces nos quedamos sólo con el derecho al pataleo y no hacemos más.