Una gran muestra recuerda y reivindica a José Luis Núñez Solé, artista que nació el día 10 de septiembre de 1927 en Zamora y falleció en Valladolid en 1973. La exposición, en la sala de Santo Domingo de la Cruz, lleva este título: "Un escultor en la Salamanca de la posguerra". Y refleja aquella situación biográfico-residencial, porque la mayor parte de su vida transcurrió en la capital helmántica. Y allí desarrolló, fundamentalmente, su labor artística.

Nació en Zamora «a causa de la estancia fortuita de su familia en aquella ciudad. Su padre, Pablo Núñez Poza, que residía circunstancialmente allí, donde trabajaba como aparejador de obras en el Catastro, era de origen salmantino», apunta José Carlos Brasas, comisario de la muestra. Sin embargo, «desde los 2 años vive y se educa en Salamanca, al pasar entonces su padre a ocupar el cargo de aparejador de Obras del Catastro en la ciudad del Tormes».

La amplia obra de Núñez Solé, muerto a los 47 años, se conserva en instituciones, plazas y calles, así como en colecciones particulares. Brasas Egido destaca que la muerte «malogró una brillante carrera que, desde su más temprana edad, se había ido fraguando lentamente sobre la base del esfuerzo continuado y la más entusiasta dedicación. Fue un hombre que se entregó de lleno a hacer su arte con fe y denuedo, un escultor en constante búsqueda de una plástica serena, limpia y sin sofisticaciones, cuya trayectoria constituye todo un ejemplo de entrega y laboriosidad». Murió «cuando, tras un largo proceso, había alcanzado la madurez de su inspiración y más fecunda era su vitalidad creadora». Núñez Solé, que también dedicó sus afanes a la enseñanza, nunca buscó la promoción de su obra, algo que ha contribuido a no situarle, artísticamente, en el puesto merecido.