Juan José Millás, Premio Planeta 2007 por su novela "El Mundo" es, qué duda cabe, uno de los escritores más relevantes de la literatura contemporánea española y que también ha llevado su peculiar mirada de lo cotidiano al periodismo, añadiéndole además una dosis de surrealismo y sarcasmo.

- Usted ha dicho que alguna vez ha contemplado su vida como una ficción, supongo que entonces no le habrá sido tan difícil escribir una novela autobiográfica como "El Mundo"

- No es que en el día a día sienta la vida como una ficción, pero cuando la veo con cierta perspectiva y me doy cuenta, por ejemplo, de lo disparatada, variada y azarosa que ha sido, sí la percibo como una ficción. Hay momentos en que uno tiene la impresión de estar metido en una historia más que en la vida real.

- Una frase del libro dice que "la escritura cicatriza heridas", pero para ello primero hay que abrirlas. ¿Hubo algo que fue especialmente doloroso de recordar?

- La verdad es que como este libro no fue el resultado de un proyecto sino que se me impuso, la primera escritura fue fácil. Incluso tan fácil que yo no la recuerdo bien. Sé que en un momento determinado tenía un montón de páginas escritas pero sin conciencia de esfuerzo como cuando uno acaba de escribir un libro.

- ¿Fue entonces una novela que no le costó trabajo escribir?

- Una vez que apareció la idea se me impuso y salió a borbotones, como sale el agua cuando se rompe un dique. Fue más complicada la reescritura.

- ¿Por qué?

- He dicho en alguna ocasión que este libro fue más fácil escribirlo que desescribirlo. Tuve que quitar mucho material que era redundante o que, aún siendo bueno aisladamente, no encajaba en el conjunto. Era un libro que tenía casi el doble de páginas y que limpié muchísimo porque además

soy muy partidario de la economía y creo que lo que puedes decir en diez líneas no lo debes decir en 20.

- ¿Eso es algo que le viene del periodismo?

- Al contrario. Creo que llegué al periodismo precisamente porque me gusta mucho la economía. Luego el periodismo me ha ayudado también a afianzarme en esa idea.

- ¿Qué le atrajo del periodismo?

- Llegué fascinado por la idea de lo breve, y me ha dado mucha sabiduría desde el punto de vista de la economía narrativa.

- ¿Se define primero como escritor o como periodista?

- Si eres escritor abarcas a los dos. Creo que el periodista, finalmente, es un escritor pues trabaja con la misma herramienta, maneja los mismos recursos retóricos que el escritor y se gana la vida escribiendo. Es verdad que se tiende a poner una frontera entre ambos, pero para mí es inexistente.

- Sus opiniones suelen ser amadas o detestadas ¿Se arrepiente de algo que haya escrito?

- Hay sin duda alguna columna concreta en la que a lo mejor pude haber sido injusto en la crítica con alguien. Son columnas escritas a pie de realidad, bajo un impulso que te ha producido furor, pero que vistas con perspectiva, unos días después, he pensado que podría haber bajado el tono. Lo bueno es que, al trabajar en un periódico, mi columna pasa por un filtro y yo agradezco cuando me dicen que baje el tono. Hay gente que se lo toma como una censura pero yo creo que lo que hay es dirección.

- Sus articuentos han sido muy elogiados precisamente por estar a mitad de camino entre literatura y periodismo

- Cuando empecé a escribir en el periódico pensé que tener ese espacio era un lujo que no debía despreciar. De manera que afronté con mucho respeto ese reto. Luego pensé que había cosas que ya hacían los demás y que yo debería intentar no repetirlas. Fue así como empecé a trabajar este género híbrido que son textos que empiezan en el registro de un artículo pero terminan como cuento, o al revés, y que han gustado mucho. Cuando estoy escribiendo un texto de este tipo no tengo la sensación de hacer algo menor a cuando estoy trabajando en una novela.

- ¿Cómo consigue darle a sus relatos que hablan de lo cotidiano esa mirada diferente?

- Precisamente en "El Mundo" cuento cómo adquiero esa mirada, con la que sigo trabajando hasta hoy y que me permite ver lo misterioso en lo cotidiano. Pero además de que esa mirada me constituye, yo la cultivo. El escritor tiene la obligación de cultivar esa mirada ingenua, porque solamente así las cosas nos sorprenden.

- Entrando al tema político ¿qué sentimiento le produce el panorama actual?

- Es muy apasionante porque estamos a cincuenta días de unas elecciones que según todas las encuestas están muy reñidas, aunque yo, la verdad, no creo en las encuestas. Cada vez están fallando más.

- ¿Pero sí crean una atmósfera de opinión?

- Así es. Y si a eso le añades los acontecimientos de los últimos días con el PP, eso favorece que haya mucho espectáculo político, que sea más divertido leer los periódicos. Las etapas pre electorales me gustan mucho porque es cuando en la prensa se ponen a cien, es cuando mejor trabajan. El día que más disfruto de la televisión es la noche de la jornada electoral, cuando voy de un canal a otro para ver cómo ha preparado cada uno su estrategia para dar esa noticia.

- ¿Qué opina de este clima de crispación?

- No es más que la traca final de cuatro años de crispación y creo que sólo terminará cuando el Partido Popular pierda las elecciones y se recomponga. Es decir, el PP es un partido absolutamente dividido, donde hay tendencias irreconciliables, que nunca superó perder las elecciones en el 2004 y que ha estado haciendo una oposición salvaje, destructiva, sin ningún límite moral.

«Me gusta el casco antiguo de Zamora»

- ¿La gastronomía es otra de sus grandes pasiones?

- A mí me gusta comer, quizás porque he pasado mucha hambre de pequeño. Pero no soy un gourmet, aunque ya me gustaría.

- ¿Y el vino?

- Me gusta beber vino. En realidad es la única bebida alcohólica que disfruto, es muy raro que beba ginebra o wiskhy. Siempre le digo a mi médico que a lo único que no renunciaría es al vino, porque me gusta mucho.

- ¿Ha probado los vinos de Toro?

- Sí. En Zamora estáis haciendo unos vinos fantásticos. De la bodega Fariña el "Primero" es un vino joven que está muy bien. En setiembre en la cepa y en octubre en la copa.

- ¿Y de Zamora qué opina?

- Me gusta mucho su casco antiguo. Al pasear por sus calles hay momentos en que uno se siente en el centro de Europa. En la construcción de catedrales, Zamora es uno de los núcleos de esa columna vertebral que recorre Europa. Es un sitio bellísimo. Y me impresionó mucho la última vez que estuve, esta vez no he tenido oportunidad de visitarlo, el Museo de Semana Santa, donde hay unas tallas fantásticas.